Ante el azote de la segunda ola de la pandemia en Madrid, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, decidió el viernes restringir la movilidad en 37 áreas de la región, con un impacto directo en la libertad de movimiento de cerca de un millón de personas.

La orden autonómica, que entra en vigor el lunes, supone, en las zonas señaladas, la reducción de los aforos al 50%, el cierre de parques y que las reuniones sociales no superen las seis personas.

Umbral de transmisión

Madrid -con el 22,5% y creciendo- ha cuadruplicado la tasa de positividad que establece la OMS, que cifra el umbral para calificar la situación de controlada en no alcanzar más positivos de un 5% de las PCR realizadas. La situación es generalizada en la región.

Por eso, no se entiende que las nuevas restricciones se aplique por zonas sanitarias. Y menos aún se comprenden las razones que han llevado a las autoridades a elegir las zonas con más de 1.000 casos por cada 100.000 habitantes. ¿En qué criterios se ha basado esa frontera?

Como resultado de estas medidas, los cuerpos de seguridad deberán controlar accesos a barrios y poblaciones, y perseguir a los positivos que se salten la cuarentena. Pero al otro lado de donde aposten sus barreras se podrá hacer casi vida normal en distritos y ciudades con una altísima densidad de población

Madrid en guetos

En el fondo, y aunque la medida es acertada, se queda corta por insuficiente y porque, en la práctica, va a dividir la capital en guetos cuando lo lógico sería que todo Madrid asumiera el combate a esta amenaza con medidas más concretas y restrictivas. En cambio, se discrimina entre un 87% de madrileños que podrán seguir en la "nueva normaliadd" y un 13% que retrocede a un escenario muy similar al de la llamada "fase 2 de la desescalada".

A la espera de la concreción legal y de los resultados de la cumbre del lunes entre Sánchez y Díaz Ayuso, la iniciativa puede calificarse de necesaria pero de ejecución caprichosa. Acaso porque es imposible destinar a la policía a monitorizar algo que es de sentido común: cuidar y cuidarnos.