Que corren tiempos durísimos para el trabajo es una de tantas realidades crueles que nos está dejando la pandemia. Tal y como cuenta hoy EL ESPAÑOL, España camina hacia el millón de prejubilados en 2021. De momento, en 2020 vamos a duplicar -de 100.000 a 200.000- la tasa anual habitual.

Es verdad que no existen datos oficiales del Gobierno. Son las fuentes sindicales y los despachos laboralistas los que han cifrado este drama. Porque esta figura de la prejubilación va a ser la única tabla de salvación que van a tener miles de empresas para sobrevivir, pero también de los 200.000 empleados que se van a ver afectados. Y ojo, hay que recordar que esta figura no tiene nada que ver con la jubilación anticipada. No existe en el ordenamiento jurídico actual y por eso no existen cifras oficiales.

Aumento exponencial

Para más inri, este aumento va a ser exponencial en relación a los efectos económicos derivados de la pandemia. Afectará a casi todos los sectores y será transversal. Precisamente esa heterogeneidad es la que complica que puedan habilitarse planes específicos para los trabajadores afectados, que recibirán alrededor de 80% de su salario fijo a partir de los 57 o 58 años.

Huelga decir que, en vista de las circunstancias, tanto a sindicatos como a empresas les parece la única vía para una ecuación de difícil resultado. De hecho, aunque la legislación a día de hoy lo impida, el diálogo que mantienen los agentes sociales contempla que en breve la figura de la prejubilación auxilie a tantas empresas afectadas por ERTE.

El desfase

Con todo, en este punto hay una realidad evidente y que hace más insostenible el horizonte económico al que nos enfrentamos. Aunque las prejubilaciones son abonadas por las empresas, no se puede olvidar que en estos momentos 15,3 millones de trabajadores del sector privado mantienen a otros 17 millones de personas entre trabajadores públicos, pensionistas, beneficiarios de los ERTE, y otras prestaciones.

Un flagrante desfase que tiene unas consecuencias negativas. Especialmente porque no se puede sostener en el tiempo el que del Estado vivan más personas que las que potencialmente están percibiendo sus ingresos por su trabajo. En concreto, en este momento cada trabajador privado sostiene a 1,11 personas gracias a sus impuestos y sus cotizaciones.

Si, como parece, la idea del Gobierno es incrementar la nómina de empleados públicos y ampliar todavía más la figura de los ERTE. Si, como parece, las empresas apuestan -además de prejubilaciones- por jubilaciones anticipadas, estaremos asistiendo a otra plaga más para el mercado laboral y para la economía de una Administración que resultará -a todas luces- insuficiente.