El Pleno del Congreso en el que se ha aprobado la sexta y última prórroga del estado de alarma ha servido para comprobar que la permanencia de Grande-Marlaska en el Gobierno es una cuestión más de supervivencia para Pedro Sánchez. Sólo desde esta óptica puede entenderse lo vivido este miércoles en el Parlamento.

El presidente trata ahora de justificar las destituciones en la Guardia Civil como el sacrificado esfuerzo de Marslaka por desactivar "la Policía patriótica", cuya creación atribuye al PP. Y en un inesperado giro del guión -otro más-, Marlaska argumenta que el cese de Pérez de los Cobos está relacionado con sus turbios manejos, sin precisar más. 

Policía política

En su huida hacia adelante, Sánchez ya asume el concepto de "Policía patriótica", uno de los caballos de batalla del argumentario separatista. También de Podemos. Alborozados, a Esquerra y JxCat les ha faltado tiempo para dar al PSOE la "bienvenida" a su tesis de la existencia de una Policía política en España.

Si hacemos caso al itinerario de las mentiras del ministro del Interior comprobamos que lo que en un principio era un procedimiento por "pérdida de confianza" es, en este momento del partido, un supuesto intento de la ultraderecha por desprestigiarle con filtraciones interesadas, y todo dentro de un complot político-policial. 

Política embarrada

La altanería de Marlaska y la persistencia en la falsedad, aun a costa de cuestionar públicamente y sin pruebas el honor de un coronel de -hasta ahora- trayectoria intachable, añade aún más tensión a la Guardia Civil, sacudida por el relevo abrupto de su cúpula. 

La táctica de embarrar el campo, aportando versiones distintas y sumando una falacia sobre otra, es vieja. La finalidad es intoxicar y confundir a la opinión pública, hasta el punto de querer presentar como un héroe nacional a quien los hechos caracterizan hasta ahora como el villano Marlaska. 

Pero si quieren canonizarle lo van a tener difícil. La nota firmada por la directora general de la Guardia Civil explicando la destitución de Pérez de los Cobos por cumplir con su deber y no prestarse a los tejemanejes del Gobierno, eso, no tiene vuelta de hoja.