Este miércoles arranca en Moncloa la llamada mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat. Los 16 componentes de la reunión dan una idea de lo que está en juego en una cita que nunca debería haberse producido. Y mucho menos en los términos en los que, finalmente, ha sido planteada. 

La realidad es que el equipo negociador catalán está conformado por ocho representantes que, más que del Govern (algunos ni siquiera pertenecen al Ejecutivo catalán), son meros portavoces del independentismo más ultramontano. Baste decir que uno de los principales ideólogos del golpe separatista e imputado por ello, Josep María Jové, acudirá a Moncloa como un interlocutor más. 

Autodeterminación

Más allá de los nombres que presenta el separatismo frente a los ministros de España,  hay un elemento que añade más incertidumbre si cabe: el titular de Universidades Manuel Castells está dispuesto a defender el derecho de autodeterminación, tal y como revela hoy EL ESPAÑOL. 

Grosso modo, la mesa estará constituida por las dos almas del Gobierno de coalición y las familias de un independentismo abierto en canal por el juego de equilibrios entre Puigdemont y Junqueras. Un pandemonio que sin lugar a dudas acabará pasando factura, en primer lugar a Pedro Sánchez. 

Foto histórica

Por si fuera poco y para granjearse el buen tono de la reunión, Pedro Sánchez ya compra el discurso de una supuesta deuda histórica del Estado con Cataluña que los republicanos cifran en torno a 11.000 millones de euros. O lo que es lo mismo, la primera letra que Sánchez debe empezar a abonar si quiere aprobar sus Presupuestos y garantizarse su supervivencia y la de la legislatura. 

El Ejecutivo ha ido plegándose todo este tiempo a los caprichos del separatismo y sólo se ha mantenido una certeza: que la mesa de diálogo se celebrará, como se dijo, antes de que concluya febrero. La fotografía que veremos hoy en Moncloa es histórica, y quedará en las hemerotecas como un baldón para el presidente.