El discurso xenófobo del nacionalismo catalán ha subido un peldaño más. Este lunes, el Síndic de Greuges, el equivalente al Defensor del Pueblo en Cataluña, ha culpado al resto de los españoles de generar un "sobrecoste" en la Sanidad de Cataluña. Arguye Rafael Ribó que son los españoles de otras comunidades los que colapsan las listas de espera del sistema catalán.

Al margen de que Ribó falsee la realidad cuando considera como "excelente" la Sanidad catalana (Cataluña es la autonomía que lidera la clasificación del número de enfermos que aguardan una intervención y la segunda región que menos invierte en Salud), lo más intolerable es que focalice en los españoles de fuera de Cataluña los problemas del sistema sanitario catalán para eludir así la responsabilidad de la Generalitat. 

Otros informes

Claro que esta manifestación de Ribó no es gratuita, sino que se incluye en su acreditada lista de despropósitos: hace unos días presentó un informe que calificaba el operativo de Mossos y Policía durante las protestas separatistas tras la sentencia del procés como "desproporcionado" y llegó a hablar incluso de "escopeteros no identificados".

En verdad, lo que pone de manifiesto la actitud de Ribó es el modo en el que el nacionalismo utiliza las instituciones de todos los catalanes -en este caso la figura del síndico- para lanzar un mensaje de odio al de fuera. 

Listas de espera

Es lógico que el mundo nacionalista tenga posiciones coincidentes con Vox: como bien alertaba Borja Sémper este domingo desde nuestras páginas, los nacionalismos periféricos y el nacionalismo español comparten un "discurso identitario" que culpa al de fuera de todos los males.

A Ribó y a quienes piensan como él habría que preguntarles dónde estarían las listas de espera de la Sanidad catalana si los miles de millones invertidos en adoctrinar, en medios de comunicación afines, en las embajadas y en el propio procés se hubieran dirigido a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Cuestión de prioridades.