Este martes ha empezado a andar la nueva legislatura con la constitución de las Cortes Generales. Al margen de la sensación de incertidumbre con la que los partidos afrontan esta etapa, la jornada ha servido para que Meritxell Batet sea elegida de nuevo presidenta del Congreso y Pilar Llop, del Senado. 

La reelección de Batet es significativa por cuanto ha sido ungida con el respaldo de la izquierda y los separatistas, lo que de alguna manera supone un ensayo general para la teórica votación de investidura de Pedro Sánchez, cuya fecha se va postergando día a día. 

Alianza fallida

El inicio de la decimocuarta legislatura de la democracia ha estado marcado también por la polémica composición de la Mesa del Congreso, en la que finalmente ha entrado Vox después de que no llegara a buen término la alianza promovida por el PP para repartirse con Cs y con el partido de Abascal los cuatro miembros que en un principio le correspondían al centro y a la derecha. 

Al final, ese desacuerdo propicia que Podemos, con tan sólo 35 diputados en el Hemiciclo, ocupe en la Mesa del Congreso los mismos asientos (tres) que los que van a tener PP y Vox pese a sumar 140 parlamentarios. El resultado vuelve a mostrar el rol estéril al que se ha abonado la formación de derecha radical.

Revanchismo

En realidad, las posiciones maximalistas de Vox, su estrategia contraria a plegarse a cualquier entendimiento con el centroderecha y su afán de venganza sobre Cs han provocado que la izquierda domine con holgura la Mesa: hoy disfruta de seis miembros frente a tres. La pasada legislatura, cuando PSOE y Podemos contaban con tres diputados menos en la Cámara, la izquierda tuvo que conformarse con cinco puestos, por los cuatro que lograron PP y Cs.

Sánchez e Iglesias no sólo se han garantizado el control del órgano rector de la Cámara, responsable del gobierno interno del Congreso y de la organización del trabajo parlamentario, clave para la complicada legislatura que comienza. También han puesto de manifiesto que su alianza funciona, mientras enfrente sólo encuentran división y revanchismo.