Nadie pone en duda que uno de los pilares del Estado de bienestar es el sistema sanitario. Tenemos un modelo del que podemos sentirnos orgullosos pero que hay que adaptar a un futuro que viene marcado por el envejecimiento de la población y la cronicidad de las enfermedades.

Por eso es fundamental que la inversión en Sanidad pase de forma urgente del 5% al menos al 7% del PIB, en línea con lo que ocurre en los principales países de nuestro entorno. Sólo con un sistema financiado adecuadamente podrá garantizarse el derecho de todos los españoles a la Sanidad y afrontar los dos desafíos concretos que plantea: la reducción de las listas de espera y el acceso de los pacientes a las innovaciones tecnológicas.

Contar con todos

Esos dos problemas deben abordarse con determinación política y sentando en la mesa a todos los actores implicados: hospitales públicos y privados, farmacéuticas, empresas tecnológicas, aseguradores y profesionales del sector. Las soluciones no llegarán si esto se plantea con rancios debates como el que intenta enfrentar a la Sanidad pública con la privada.

La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, esbozó ayer ese rumbo equivocado. Un error, ya que el legislador debería trabajar con todos para ofrecer una Sanidad digna a los ciudadanos y evitar, como alega, que haya pacientes de primera o de segunda.

Pacto de Estado

¿De verdad alguien se plantea que un ciudadano pueda quedar fuera de un tratamiento que puede salvarle la vida porque en su hospital de referencia no esté disponible pero sí lo esté en un centro privado? Lo importante debería ser atender las necesidades del paciente, no discriminar en función de si se trata de inversión tecnológica pública o privada.

Harán bien los partidos en poner este asunto encima de la mesa durante la campaña electoral porque nos jugamos mucho. Se trata, en definitiva, de defender el Sistema Público de Salud mediante “una reforma sin complejos”, como dijo en EL ESPAÑOL Juan Abarca, presidente del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad.

Los acuerdos a los que lleguemos hoy serán los que determinen cómo se afrontará el futuro, por eso es vital alcanzar un gran Pacto de Estado que permita financiar el Sistema Público y analizar también la manera en la que se puede hacer más eficiente su colaboración con la Sanidad privada.