Este jueves, Pedro Sánchez ha concedido una entrevista televisiva en la que ha arremetido contra todos los partidos, pero especialmente contra Podemos. El presidente en funciones ha desglosado en prime time un manifiesto de agravios contra Pablo Iglesias para al final, en una sorprendente pirueta, volver a catalogarle de "socio prioritario" y no descartarlo como muleta en la que apoyarse tras el 10-N. 

En realidad, el argumentario de la intervención de Sánchez se podría resumir con una frase para la historia: "no dormiría por la noche" si tuviera que contar con miembros de Podemos en el Consejo de Ministros.  Ha llegado a afirmar que un Gobierno con "ministros de Unidas Podemos" es un "Gobierno abocado a fracasar". Pero eso ya lo sabía hace dos meses, cuando les ofreció por escrito una vicepresidencia y tres ministerios.

Cataluña

Al presidente no le han dolido prendas a la hora de acusar al partido de Iglesias de inexperiencia en la "gestión" pública, de haber dirigido mal los grandes ayuntamientos en los que ha gobernado, de mantener una postura en Cataluña totalmente contraria a la del PSOE... Está claro que Sánchez busca la jibarización de Podemos endosándole la repetición electoral. 

Cierto es que el líder socialista ha demostrado que es capaz de defender una cosa y la contraria de forma simultánea, y en la entrevista de este jueves lo ha vuelto a evidenciar. Tampoco le tembló la voz al sostener que Albert Rivera se ha dedicado a "expulsar" a quienes en Ciudadanos abogaban por un "entendimiento con el PSOE", cuando la realidad es que los críticos se marcharon por su propia voluntad.

Trampa

Aquí hay una cosa clara: o Sánchez cometió un desliz al ofrecerle a Podemos entrar a formar parte de un gobierno de coalición, o tenía claro desde el principio que le interesaban nuevas elecciones y realizó un ofrecimiento trampa a Iglesias, convencido de que éste querría más y rechazaría la oferta. A partir de entonces ya tendría la coartada para reprocharle el fracaso. Y la campaña, prácticamente hecha.

Cinco meses ha tenido Pedro Sánchez a España sonámbula, desde el 28-A, mientras seguía construyendo su imagen presidencial y presentaba a sus rivales como egoístas irresponsables. Ahora asegura que se ha sacrificado por su país -"yo hoy podría ser presidente" fue su frase más repetida durante la entrevista- porque no podría dormir tranquilo si entregara España a los populistas. Todo indica, en cambio, que el insomnio no se lo provoca Iglesias, sino su ansia por garantizarse la Moncloa mucho tiempo.