Si algo ha quedado claro tras el debate de investidura fallido en la primera votación es que Pedro Sánchez parece dispuesto a entregar su destino político a Pablo Iglesias. Pese a las muestras evidentes de desconfianza, no son pocas las señales que advierten de que entre socialistas y populistas puede haber un acuerdo esta misma semana. 

Tras haberse negado en un primer momento a aceptar ministros de Podemos en su gabinete, cobra fuerza la posibilidad de que Irene Montero ocupe nada menos que una vicepresidencia en el próximo Ejecutivo.

Barbaridades

Las señales enviadas en las últimas horas por el líder socialista abonan el peor de los escenarios. A nadie ha pasado inadvertido el trato condescendiente que dedicó este martes a Gabriel Rufián en el Congreso, al que incluso trató como a un moderado después de encajar sin respuesta una sarta de barbaridades.

Entre otras lindezas, el diputado separatista acusó a Felipe VI de provocar una "crisis de convivencia" con su discurso del 3 de octubre de 2017, involucró a los servicios de Inteligencia españoles en el atentado de las Ramblas, justificó la desobediencia civil y mostró la disposición del independentismo de volver a contravenir la legalidad

Antagonismos

Al final va a hacerse realidad la profecía de Albert Rivera de que España acabe gobernada por esa "banda" de populistas y separatistas a la que aludió una y otra vez en su intervención del lunes. Porque estamos asistiendo a un intento del PSOE de mejorar una oferta a Podemos que haría descarrilar toda su tradición política, basada en la centralidad. Y todo para mayor gloria de una formación radical como Podemos, en franco declive. Nunca 42 escaños fueron mejor aprovechados. 

Lo que se está incubando es la conformación de un Gobierno en el que, además, nadie se fía de nadie, y donde la ausencia de Iglesias le confiere al líder de Podemos la ventaja de poder hacer oposición desde fuera -como afirmó Isabel Celaá- y condicionarlo por persona o personas interpuestas -Irene Montero y otros posibles ministros-. Salvo giro de última hora, Sánchez parece haber claudicado ante Iglesias, y puede estar dispuesto a hacer lo que dijo que jamás haría. Ojalá tenga al final un rayo de lucidez.