Hoy, 27 de junio, es el último día de este año que los españoles trabajamos para Hacienda. Entre las cotizaciones sociales, IRPF, IVA, impuestos especiales (gasolina, tabaco, bebidas, carbón, electricidad...), Patrimonio, Sucesiones, IBI y demás, se nos va el sueldo de 178 jornadas.

Se mire por donde se mire es una barbaridad. Muchos contribuyentes soportan hoy en España una carga tributaria superior al 50% de los ingresos. Esa presión fiscal repercute lógicamente en el poder adquisitivo de los trabajadores, en el de las empresas y, por ende, en el crecimiento económico general.

Gasto público

Lo grave es que, lejos de corregirse esa tendencia confiscatoria, vemos cómo se agrava. Porque si bien es cierto que desde 2015 se había producido una ligera caída en la carga impositiva que soportan los españoles, entre 2018 y 2019 se ha vuelto a invertir la tendencia. Y el horizonte es preocupante.

Pedro Sánchez ha venido anunciando nuevos impuestos, como la tasa Google o el impuesto a la banca, y en algunas comunidades autónomas se aboga también por ese camino con la excusa de acometer más política social. El caso es que se busca dinero apretando las clavijas al contribuyente en lugar de conseguirlo racionalizando el gasto público.

Ingresos

Una de las Obsesiones de EL ESPAÑOL es bajar los impuestos. Y siempre recordamos que el récord de ingresos de Hacienda se ha conseguido bajando los tipos impositivos y la tasa de paro. El caso es que después de casi medio año nos disponemos a celebrar el día de la liberación fiscal. Nos quitamos el yugo del Estado... pero sólo hasta dentro de seis meses.