Hay algo mitológico en la estampa de Rafael Nadal celebrando con rabia su 12 Roland Garros. Algo histórico en su gesto y en la camiseta, embarrada de sudor y de la tierra batida de la Philippe Chartrier entre el aplauso entregado del público parisino y del mundo entero. 

El mallorquín ha dado este domingo una lección de tenis fulminando a Dominic Thiem en sólo tres horas. Pero la final sólo es el triunfante colofón del mejor deportista de la Historia de España, cuya carrera, a pesar de lesiones y crisis, parece no tener fin. 

Y si hay un deporte donde el carisma y el dominio psicológico más influyen, ése es el tenis. De ahí el elemento que más engrandece si cabe el triunfo de Nadal: su infinita capacidad de sufrimiento.

Voluntad

Rafael Nadal representa como nadie el triunfo de la voluntad; el año pasado, cuando nadie apostaba por el balear, fue capaz de rehacerse cuando todos hablaban de la inevitable decadencia del mito. Lejos de ello, Rafael Nadal ha madurado su juego, ha aprendido a gestionar el dolor y pocos como él encarnan las mejores virtudes del deporte. 

Sus 33 años y su sed de triunfo, su caballerosidad en el juego y una forma de ser sencilla y solidaria lo convierten en uno de los mejores embajadores de nuestro país. Porque Rafael Nadal trasciende al deporte y a lo deportivo; a sólo dos Grand Slams de alcanzar el cetro de Roger Federer, es de justicia homenajear a una leyenda que tenemos la suerte de ver en activo. 

Conquistar París

No por casualidad en 2017 nuestro periódico le entregó el Premio León de EL ESPAÑOL en el Teatro Real de Madrid, valorando una carrera deportiva sólo al alcance de los privilegiados. No es fácil que en España alguien congregue a Pedro Almódovar o a Juan Carlos I en torno a un acontecimiento deportivo, y esto es algo que dice mucho y bueno del talante del tenista.

El de Manacor ha conquistado definitivamente París, como antes hiciera Miguel Indurain. En la arena ya vacía de la Philippe Chartrier resuena el eco de la proclama de Rafael Nadal: "Espero que nos encontremos el año que viene". Seguro que sí, celebrando la 13.