Las encuestas que ha venido publicando EL ESPAÑOL estos últimos días abren un panorama de incertidumbres. Los ciudadanos, preguntados ya con la perspectiva de un adelanto electoral inminente, dan una mayoría absoluta a PP, Cs y Vox, que sumarían 178 escaños. Y aunque esta mayoría absoluta es muy corta, es la opción de pacto postelectoral preferida de más de la mitad de los españoles.

La realidad es que estamos ante un escenario marcado tanto por la polarización del espectro de la derecha como por la ausencia de un centro decisivo que ponga freno a los desmanes del PSOE de Sánchez y al radicalismo de Vox. El mero hecho de que existan tres partidos a la derecha tiene una consecuencia directa: el PP corre el riesgo de perder el control del Senado.

Unir candidaturas

De ahí que algunos sectores del PP estén planteándose muy seriamente la posibilidad de unir su candidatura a la de Cs -una opción que emplean tradicionalmente los nacionalistas y los partidos minoritarios- en tanto que el Senado es la Cámara facultada para la aplicación del artículo 155. De hecho, Pablo Casado ha cifrado las generales del próximo 28 de abril como la disyuntiva entre "Torra" o "el 155". 

Ahora bien, si esta unión de candidaturas para el Senado es la propuesta más inteligente, no cabe duda de que chocará en principio con la estrategia electoral de Cs, que va a ceñirse en atacar tanto al legado de Pedro Sánchez como en consignar los acercamientos de Casado a la derecha más dura para diferenciarse del líder del PP.

Sentido de Estado

Este lunes también contamos cómo la proyección demoscópica prácticamente obliga a Cs a establecer una lista pactada con los populares en el Senado; en caso contrario la formación naranja corre el riesgo de ser aún más irrelevante en esta Cámara. Y no hay que olvidar que los sondeos prueban que el PSOE es el partido más votado y -a tenor de los hechos recientes y de que la propia ley electoral beneficia al partido con más votos- no es descartable que Sánchez vuelva a las andadas con los separatistas. Por eso, es más que indispensable que el Senado sirva de posible contrapeso. 

Va de suyo que, mientras se recupera el necesario espacio del centro, conviene que a la confrontación lógica en el Congreso la corresponda en el Senado una coalición entre PP y Cs: por mero sentido de Estado. Ya habrá tiempo para que Albert Rivera y Pablo Casado marquen su propio terreno.