Este jueves, el mismo día en el que se cumplían cinco años del nacimiento de Podemos, Íñigo Errejón ha publicado una carta junto a Manuela Carmena en la que anuncia que optará a las elecciones a la Comunidad bajo el paraguas de la marca electoral de la alcaldesa: Más Madrid.

Que Errejón renuncie a presentarse con Podemos a cuatro meses de las elecciones supone torpedear la formación que contribuyó a fundar, pero además es una puñalada a su secretario general, Pablo Iglesias.

Negro futuro

Los desencuentros entre ambos eran evidentes, y más desde el Consejo de Vistalegre II, cuando Iglesias se garantizó el control total de la organización frente a un Errejón que planteaba una línea más templada y pragmática. Ése fue el principio de una ruptura que ha dejado por el camino un reguero de víctimas en el aparato y que culminaba ahora con no pocas imposiciones en la lista autonómica de Errejón.

Aunque Iglesias reaccionó horas después de la publicación de la carta anunciando que presentará una candidatura a la Comunidad junto a Izquierda Unida, lo cierto es que Podemos, con Errejón formando tándem con Carmena en Madrid, tiene muy negro su futuro. 

División

Las causas de la implosión de Podemos vienen de lejos: el caudillismo de Iglesias, la gran fragmentación de la organización -Andalucía, Galicia y Cataluña operan prácticamente como partidos autónomos-, el coqueteo con tesis cercanas al separatismo, el discurso extremista... son males que deberían haber sido objeto de autocrítica.

Quien más gana con la vendetta de Errejón es, en primer lugar, Manuela Carmena. La alcaldesa ha ido modelando un equipo con los perfiles más atractivos de Podemos, como es el caso también de Rita Maestre. Pero la división de la izquierda y la devaluación del liderazgo de Iglesias también allanan el camino al PSOE, que ve declinar la figura de quien llegó a soñar un día con el sorpasso.