La publicación en EL ESPAÑOL del whatssap de Ignacio Cosidó con el que éste justifica el reparto del CGPJ con el PSOE ha generado un enorme revuelo. En el círculo más cercano al presidente del PP, Pablo Casado, ya abogan por aplazar la renovación de este órgano hasta que no se haya aprobado la reforma de la ley por la que se regula, y que actualmente está en tramitación.

De hecho, esta misma mañana, Manuel Marchena ha anunciado que se descarta como candidato a presidir el Poder Judicial, reivindicando su independencia.

En cualquier caso, la satisfacción que muestra el portavoz popular en el Senado por cómo se ha repartido el órgano de gobierno de los jueces y por cómo el PP podrá controlar "desde detrás" la Sala de lo Penal evidencia los peores tics del bipartidismo. 

Irresponsabilidad

Que Cosidó se dedique a sacar pecho en un chat por la forma en que se ha mercadeado con los jueces, es de una irresponsabilidad mayúscula. Sus palabras no sólo desacreditan al CGPJ y a los candidatos a dirigirlo, sino que carga de razones a quienes desde posiciones tan distintas como Ciudadanos o los separatistas claman contra la politización de la Justicia.

El mayor ofendido por Cosidó es hoy Manuel Marchena, juez de una trayectoria y rectitud ejemplares que, en las palabras del senador, aparece dibujado poco menos que como un peón a las órdenes del PP. Nadie que lo conozca puede sostener tal cosa y no ha resultado extraño el anuncio del juez descartándose para el puesto. 

Disculpa y dimisión

Pretendiendo apagar las críticas internas por el pacto con el PSOE en el CGPJ, Cosidó ha generado un incendio mayúsculo. Además de contribuir al descrédito de los jueces en un momento particularmente delicado, rompe con la nueva imagen de regeneración que quiere abanderar Pablo Casado. 

Casado no tiene por qué verse arrastrado por prisas incomprensibles en la renovación del Poder Judicial y hará bien si escucha las voces de quienes le recomiendan una pausa. A Ignacio Cosidó, por su parte, no le queda otra que disculparse públicamente y abandonar su cargo como portavoz en la Cámara Alta.