Las manifestaciones de la vicepresidenta del Gobierno y de la vicesecretaria general del PSOE atribuyendo a "la crispación" del PP y de Ciudadanos el presunto y remoto intento de matar a Pedro Sánchez son un exceso. Mientras Carmen Calvo pedía "responsabilidad" a la oposición -"quien siembra, recoge"-, Adriana Lastra vinculaba directamente el suceso con los "ataques personales" que se lanzan al presidente desde que llegó a la Moncloa.

La reacción de Calvo y de Lastra sólo se entiende desde la exageración de quien tiende a ver fantasmas ante el temor cotidiano de ver rota su frágil mayoría parlamentaria. Pero peor aún sería que se pronunciaran en esos términos para intentar sacar rédito político.

Improbable francotirador

Lo cierto es que, a medida que se van conociendo nuevos datos del supuesto francotirador de Tarrasa, va deshaciéndose la tesis del "lobo solitario" y de que este sujeto supusiera una amenaza real para el presidente del Gobierno.

Tras descubrirse que estamos ante un "tirador de cuarta", este viernes trascendió el contenido de su declaración a la Policía: cuando dijo que quería atentar contra Sánchez lo hizo para impresionar a la chica con la que se comunicaba por las redes sociales. También aseguró que estaba bebido y que ni siquiera mata animales.

El sambenito

Conviene recordar que en vísperas de las elecciones de 2016, cuando un joven agredió a Rajoy dándole un puñetazo en la cara dos días después de que Sánchez le llamara "indecente" en televisión, desde la izquierda se pidió que no se extrajeran conclusiones políticas. En ese mismo sentido se pronunció quien entonces era el vicesecretario de Comunicación del PP y cabeza de lista por Ávila, Pablo Casado.

Todo indica que los dirigentes del PSOE no quieren dejar pasar la oportunidad de colgar al PP y a Cs el sambenito de la crispación. El "francotirador" de Tarrasa sería así un suma y sigue en la estrategia socialista que trata de apuntalar cada mes José Félix Tezanos con su CIS.