Más que proféticas, las palabras del diputado de ERC, Joan Tardá, instando a Sánchez a "retirar la acusación de rebelión para negociar los presupuestos", empiezan a marcar la hoja de ruta del Gobierno en relación al asunto catalán.

Al posicionamiento de la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, que ha abogado claramente por el indulto, hay que sumar las declaraciones de Carmen Calvo en las que razona que "no sería lógico alargar la prisión preventiva". O la intervención del ministro José Luis Ábalos valorando el propio indulto como un gesto de "humanidad".

Enésima concesión

El clima favorable del Ejecutivo a la excarcelación de los políticos presos es más que evidente. Está claro que el intento de Sánchez por mantenerse en La Moncloa pasa por promover esta medida de gracia. Aunque el Gobierno no puede impedir las condenas judiciales a los responsables del golpe independentista, sí que puede prometer el indulto como enésima concesión al nacionalismo. Resulta paradójico que el PSOE se haya mostrado partidario de prohibir los indultos para los condenados por corrupción o violencia de género, y que en cambio, ahora, se escandalice porque el PP pretenda hacerlo extensivo a los que sean culpables de rebelión y sedición.

Más curioso aún resulta que el Ejecutivo se muestre refractario a la prisión preventiva para los encarcelados por el 1-O mientras que sus cómplices huidos amplifican la actividad delictiva. Hasta el presidente Quim Torra fía su presidencia a la imposición de los resultados del referéndum ilegal. Si para algo sirve precisamente la prisión provisional es para evitar la fuga de los imputados, la destrucción de pruebas o la reincidencia.

Traición

Que desde el Gobierno se presione a los jueces y se promueva la excarcelación de los presos golpistas no es sólo una intromisión a la independencia de la Justicia, sino algo parecido a una traición a los españoles. En tiempos de ETA, los partidarios del desistimiento en la lucha antiterrorista hablaban de cambiar paz por presos. Al menos, intentaban salvar vidas humanas. Ahora parece que estamos abocados a una dinámica de presos por presupuestos. Todo un despropósito que Sánchez debería evitar con la convocatoria de elecciones.