Pedro Sánchez no sólo hace gala de un optimismo iluso, sino que parece empeñado en eludir el otoño caliente catalán. Sólo así se explica que en su última comparecencia pública en Oviedo evitara cualquier mención a Cataluña.

Ese optimismo es más iluso si cabe cuando se contrasta con los demoledores datos de la encuesta de EL ESPAÑOL, que refleja cómo el independentismo crece en Cataluña. Es más, ERC pasaría de la tercera a la primera posición (de 32 a 36 escaños) si hoy se celebrasen elecciones al Parlament.

Independentismo mágico

Ni siquiera al bloque constitucional le queda el consuelo de una amarga victoria: Ciudadanos ya no sería la lista más votada. El sondeo de este periódico refleja la preeminencia y el incremento del bloque soberanista (un 51% de los catalanes apoya la independencia y un 53% cree que la logrará). Si bien se aprecia una ligera desaceleración del JxC por sus luchas intestinas, es evidente que la mayoría independentista va a condicionar la vida política en España.

Es cierto que el mundo nacionalista vive un momento de crispación interna. Una división entre el independentismo "mágico" que Rufián achaca a Puigdemont y Torra, y el independentismo pragmático en el que se inscribe ERC. En cualquier caso, la división entre los nacionalistas no es un consuelo para quienes defienden la Constitución y el respeto a las libertades en Cataluña.De hecho, las palabras de Javier Maroto pidiendo un nuevo 155 con la intervención de TV3 y del sistema educativo son de un considerable cinismo. No hay que olvidar que el 155 suave de Rajoy ha conducido a un reseteo manifiesto del procés cuyas consecuencias son hoy palpables. 

Dontacredismo

Cuando se cumplen los tres meses de Pedro Sánchez al frente del Gobierno, que el presidente del Ejecutivo omita cualquier mención al otoño caliente catalán evidencia la manera en la que quiere ponerse de perfil cuando camina al borde del abismo.

Este dontacredismo en la crisis más grave del Estado es un problema atávico de los últimos gobiernos. Ese optimismo ciego de Pedro Sánchez respecto al asunto catalán le hace un flaco favor al país. Como si un problema se resolviera a base de no hablar de él.