Este jueves, más de 600 inmigrantes lograron cruzar la valla de Ceuta. Para hacerse una idea de la magnitud, en todo lo que va de año sólo lo habían conseguido 517 personas. Los inmigrantes utilizaron además una violencia inusitada: muchos portaban esprays que lanzaban gases lacrimógenos y hasta cal viva, con los que hirieron a 22 agentes.

Tras el salto, algunos de los subsaharianos fueron devueltos inmediatamente a zona marroquí, en una de las llamadas "devoluciones en caliente". Precisamente la próxima eliminación de estas "devoluciones en caliente" y la retirada de las concertinas son algunas de las medidas que el Gobierno de Sánchez anunció hace semanas en materia de inmigración sin conocimiento de Marruecos.

Año crítico

Este 2018 han llegado ya a territorio español alrededor de 20.000 inmigrantes ilegales, casi un 90% más que el año anterior. Y, lógicamente, es responsabilidad del Ejecutivo dar respuesta a una problemática que afecta particularmente a puntos costeros del Sur de España que en su mayoría carecen de recursos para atender esa avalancha. Los centros de internamiento se están viendo desbordados.

La presidenta andaluza, Susana Díaz, abogó este jueves por un compromiso mayor del Estado, pero, sorprendentemente, en clave autonómica, para quitar responsabilidad directa al Gobierno de Sánchez. Por eso habló de "una responsabilidad compartida" entre todas las comunidades. Pero eso sería como trocear el problema en 17 partes.

Cosa de dos

Tal y como hoy desvela EL ESPAÑOL, las autoridades marroquíes han relajado sus controles fronterizos como respuesta a la forma unilateral con la que el Gobierno ha afrontado en sus inicios la política de inmigración. Fue un error, y no sólo por el carácter buenista y el posible efecto llamada de las medidas anunciadas.

El control de los flujos migratorios es uno de los grandes asuntos de las relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat. Pedro Sánchez no puede obviar la compleja realidad geopolítica y ser ajeno a que la frontera y su vigilancia es un asunto de dos: España y Marruecos.