Rajoy le ha visto las orejas al lobo. Después de despreciar durante meses a la formación de Albert Rivera -bautizado en su día como "Naranjito" por el portavoz parlamentario del PP Rafael Hernando- los resultados de Ciudadanos en Cataluña le han metido el miedo en el cuerpo. No es para menos: el 21-D, 200.000 votos pasaron de su partido al de su socio de investidura.  

Los ataques de este martes a Cs tanto del propio Hernando como del coordinador general,  Fernando Martínez-Maillo, confirman el temor en el PP a un efecto contagio en otras autonomías, lo que pondría en jaque, en último término, al propio Gobierno de España. 

Las críticas a Arrimadas    

Sorprenden, sin embargo, algunas de las críticas a Cs, como que Inés Arrimadas haya declinado en principio presentar su candidatura para intentar formar gobierno. Y ello por cuanto el propio Rajoy no dio un paso al frente en una situación similar, ni siquiera después de que fuera invitado a ello por el Rey.

Desde el verano de 2016, cuando Rajoy y Rivera firmaron el acuerdo de investidura, los roces entre PP y Cs han sido constantes, aunque la sangre nunca ha llegado al río. El conflicto de fondo casi siempre ha sido el mismo: la negativa del PP a cumplir los compromisos en materia de regeneración.

Se complica el panorama de Rajoy

En este casi año y medio de colaboración, los populares se han burlado de la exigencia de limitación de mandatos para el presidente del Gobierno planteada por Rivera, de la misma manera que trataron de esquivar la obligación de sustituir a Pedro Antonio Sánchez -el expresidente de Murcia imputado por corrupción-, o intentaron desvirtuar la comisión de investigación del Congreso creando otra en el Senado, donde gozan de mayoría absoluta.

Rajoy afronta un momento extraordinariamente complicado tras una indeseada triple carambola: ha legitimado al separatismo en unas elecciones que nunca debería haber convocado con prontitud, ha quedado por ello en entredicho ante sus socios de la UE y le ha servido en bandeja a Cs el poder presentarse ante todo el mundo como el centroderecha moderno que muchos venían reclamando. En cualquier caso, si algo no puede hacer ahora Rajoy es echarle la culpa de sus males a Cs, aunque es normal que Rivera se le aparezca en sueños.