La victoria de Angela Merkel en las elecciones legislativas de este domingo confirma la apuesta de la sociedad alemana por la continuidad y la estabilidad económica y política frente al inquietante ascenso de la ultraderecha.

Sin embargo, el escenario que se abre tras los comicios es menos sólido de lo que cabría desear si tenemos en cuenta los retos pendientes no sólo para Alemania, sino para el conjunto de Europa: hacer frente y ofrecer soluciones a la crisis de refugiados, garantizar que la integración de los inmigrantes no dé lugar a problemas de convivencia en los países de acogida, reactivar el eje Berlín-París para llevar a buen puerto la reforma de la Eurozona y -en definitiva- fortalecer el proyecto europeo frente a la amenaza del terrorismo internacional y los nacionalismos.

Los democristianos de la CDU han obtenido casi un tercio de los votos emitidos, pero se dejan cerca de ocho puntos respecto a hace cuatro años. Este desplome supone un toque de atención en un país en el que la superación de la crisis económica no está llevando aparejada una disminución de las desigualdades.

“Cazar a Merkel”

Tras cosechar un batacazo histórico -con algo más del 20% de los votos-, el SPD de Martin Schulz ha descartado reeditar una gran coalición, lo que obliga a Merkel a ensayar un complicado gobierno a tres junto a los liberales del FDP -que logran entra en el Parlamento-, y Los Verdes. Se trata de formaciones que defienden posturas a veces muy diferentes sobre inmigración, proyecto europeo y ecologismo, lo que obligará a la canciller a hacer equilibrios para que las posibles tensiones internas no sean aprovechadas por una ultraderecha eufórica, que -nada más conocerse el resultado- ya confiesa abiertamente que su objetivo es “cazar a Merkel”.

Efectivamente, la sorpresa de las elecciones la ha dado Alternativa para Alemania, que entra en el Bundestag con más del 13% de los votos, porcentaje muy superior al esperado. Es la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que un partido radical y xenófobo llega al Parlamento, lo que genera enorme preocupación en una sociedad marcada a fuego por el fantasma del nazismo. Uno de los principales retos que tiene ante sí la canciller será el de atajar el avance de la ultraderecha, populista y antieuropea.

Lecciones alemanas

El resultado de las legislativas alemanas permite extraer conclusiones interesantes sobre la realidad europea. Hay que enmarcar el desplome del SPD en la crisis que atraviesa el conjunto de la socialdemocracia. Asimismo, el ascenso de Alternativa Para Alemania, al igual que el experimentado por partidos homologables de ultraderecha en Reino Unido, Francia y Holanda, debe servir de alerta a las democracias liberales para poner coto al avance de los partidos que hacen de la demagogia un ariete para desestabilizar y desunir.