El aumento salarial que van a acabar recibiendo los vigilantes de Eulen tras su huelga en El Prat ha sido la mecha que ha encendido reivindicaciones del personal de seguridad en otros aeropuertos españoles, e incluso los trabajadores de Aena anuncian ya paros para septiembre.

Pero además, tal y como hoy informamos en EL ESPAÑOL, esta situación ha colmado la paciencia de las asociaciones profesionales de la Guardia Civil. Los agentes llevan años reclamando que se les equipare salarialmente a los otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, sin ser escuchados. Con la circunstancia de que ellos tienen prohibido hacer huelga.

Agravio para los guardias

Hemos defendido que las continuas licitaciones a la baja por parte de la Administración son un error y que los trabajadores del aeropuerto de Barcelona tenían razón en algunas de sus exigencias. Tras las medidas de fuerza de los vigilantes, pronto se dictará un laudo que va a contemplar, a buen seguro, un incremento en sus emolumentos.

Pero se da la paradoja de que, cuando eso ocurra, quienes han solucionado el problema sobre el terreno, los guardias civiles, volverán a sus cuarteles con el mismo sueldo y a esperar a que les reclamen para apagar el siguiente fuego. Y cabe recordar que ellos eran quienes asumían en exclusiva las funciones de seguridad en los aeropuertos antes de que se diera entrada a las empresas de vigilancia.

Promesas incumplidas

Las reivindicaciones de los guardias civiles son legítimas. Su sueldo, congelado durante años, ronda los 1.400 euros, insuficiente sobre todo si desempeñan su trabajo en grandes ciudades, donde la vida es mucho más cara que en el ámbito rural. Pero es que todos los partidos les han prometido mejoras cuando estaban en la oposición y, cuando han llegado al Gobierno, han aparcado el asunto. También el actual.

El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha manifestado que la subida de sueldos en la Guardia Civil llegará "cuando haya disponibilidad presupuestaria". Ahora sí la ha habido para movilizar a 200 agentes para tapar el agujero de El Prat. Pero no es justo emplear a los guardias como un parche cada vez que hay problemas y seguir aprovechándose de sus limitaciones a la hora de reclamar derechos laborales para tenerlos mal pagados.