La izquierda abertzale intenta sacar rédito político del infarto que el pasado lunes se llevó por delante al etarra de origen extremeño Kepa del Hoyo (46) mientras practicaba boxeo en el penal de Badajoz. Arnaldo Otegi y las direcciones de Sortu y Bildu no tardaron ni un minuto en achacar a las “decenas de años de encarcelamiento, de dispersión y de malos tratos” la muerte del terrorista, cuyos restos mortales han sido homenajeados, tanto a su llegada a la localidad vizcaína de Galdakao como en las exequias celebradas este miércoles en Bilbao, con grandilocuente escenografía batasuna .

Las pompas fúnebres tendrán su colofón el sábado con una manifestación orquestada para pedir el acercamiento de presos. La utilización postmortem de Kepa del Hoyo resulta flagrante, está dando pie a episodios inadmsibles de enaltecimiento del terrorismo y parte de una conjetura absurda sobre las causas del deceso: "Lo han matado en una cárcel española", llegó a decir Otegi.

Genética endiablada

La privación de libertad genera indudablemente sufrimiento, pero no mata como los coches bomba y los tiros en la nuca. Además, Kepa del Hoyo tenía una genética endiablada que lo predisponía a sufrir del corazón. Así lo ha asegurado a EL ESPAÑOL un pariente extremeño del etarra, cuya hipótesis resulta mucho más sólida que el informe forense de Otegi: “A Pedro (sic) no lo ha matado la cárcel, lo ha matado la mala salud que le dejaron de herencia sus antepasados”.

Según recuerda este pariente, “su abuelo padecía del corazón y al final le costó la vida; su padre, que murió con 64 años, igual; un tío suyo, hermano de su padre, falleció a los 52 años de un ataque cardíaco; y otra tía suya acaba de pasar por quirófano…”

Es muy poco probable -por no decir imposible- que sus familiares más próximos no conocieran estos antecedentes genéticos. Otra cosa es que ahora se presten a dar pábulo a la versión heróica con la que Otegi pretende recuperar proyección mediática, movilizar a la izquierda abertzale y presionar al PNV para que condicione su apoyo al PP al acercamiento de presos.

Gestión de cárceles

La gestión de las cárceles es uno de los puntos claves de la negociación pendiente entre Mariano Rajoy e Íñigo Urkullu, así que Otegi está echando el resto para anotarse cualquier concesión futura del Gobierno en este sentido.

Todo el mundo tiene derecho a honrar a un familiar o a un amigo fallecido, aunque sea un terrorista condenado a 30 años por asesinato. Todo el mundo tiene derecho a expresar y defender posiciones políticas en democracia. Pero la muerte súbita de este etarra ni debe condicionar la política penitenciaria, ni exime a la Fiscalía y al Gobierno vasco de investigar e impedir el enaltecimiento del terrorismo.