Hasta ahora sabíamos que Mauricio Casals, presidente de La Razón y hombre fuerte del gigante Atresmedia, había utilizado su influencia en el Gobierno y los medios de comunicación bajo su control para obtener pingües ingresos publicitarios de manera poco ortodoxa. Así lo confirmó recientemente a la policía el presidente de ZED, Javier Pérez Dolset, que detalló cómo Casals reclamaba importantes sumas en pago por sus gestiones como conseguidor o a cambio de un trato informativo benévolo.

Lo que no se sabía aún es que la habilidad del príncipe de las Tinieblas para presionar e influir podría haber condicionado la regulación del sector audiovisual en España, que es lo que se desprende de la declaración a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.

Dolset fue testigo de cómo Casals convenció en 2009 a la ex vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega para dejar TVE sin anuncios. Es más, el presidente de la tecnológica participada por Planeta asegura que el presidente de Atresmedia llegó a manejar un borrador de la ley que eliminó la publicidad del ente público meses antes de su aprobación.

Es decir, las maquinaciones de Casals habrían sido claves para consolidar la viabilidad económica del duopolio formado por Mediaset -favorecido por Zapatero con la fusión de Cuatro y Telecinco- y Atresmedia -propiciado por Rajoy con la unión de Antena 3 y La Sexta-, que se reparte el 90% de la tarta publicitaria televisiva.

Según el testimonio de Dolset, las maniobras de Casals habrían afectado directamente al interés general en la medida en que la financiación de TVE recae sobre las arcas públicas. Que el sector privado de un servicio básico como la televisión esté en manos de sólo dos grandes grupos empresariales es una anomalía en Europa, que menoscaba la pluralidad informativa.

Rajoy está muy contento con el actual reparto de las televisiones, así que son los partidos de la oposición los que deben impulsar en el Congreso una legislación antimonopolio, como reclamaba el periodista Pedro Cuartango este domingo en EL ESPAÑOL. Además, TVE tiene que resolver de una vez su modelo de financiación. Se puede optar por una televisión pública con publicidad o sin publicidad. Lo que no tiene un pase es que el modelo fuera diseñado para favorecer los intereses privados de un lobby.