La habilidad de Albert Rivera y el equipo económico de Ciudadanos en la negociación con el PP sobre el techo de gasto se ha traducido en la primera rebaja fiscal de la legislatura. El próximo año las familias numerosas y con rentas bajas se beneficiarán de una reducción del IRPF de 2.000 millones de euros, pese a que hace apenas dos semanas Cristóbal Montoro se negó displicentemente a aliviar la presión fiscal aduciendo que “no había margen” y que las “zanahorias se dejan para el final".

Aquella expresión electoralista, con la que el ministro trataba a la oposición y a los votantes poco menos que como acémilas hambrientas, se vuelve ahora contra su autor del mejor modo posible para el contribuyente. La presión de Cs, que ya advirtió de que no apoyaría el techo de gasto sin esa rebaja fiscal, ha obligado al Gobierno a -siguiendo la lamentable metáfora de Montoro- sacar los vitamínicos tubérculos antes de lo que tenía previsto.

Techo de gasto

La reducción del IRPF, cuyos detalles se concretarán en septiembre, desbloquea la aprobación del techo de gasto y despeja la negociación presupuestaria del próximo curso, que el Gobierno podrá sacar adelante si reedita el acuerdo logrado este año con Cs, PNV, CC y Nova Canaria.

El techo de gasto previsto es la piedra basal de las cuentas públicas, además de un requisito de la Ley de Estabilidad Presupuestaria. El Gobierno lo ha fijado en 119.834 millones, lo que supone un incremento del 1,3%. Pedro Sánchez, al contrario de lo que hizo la gestora socialista presidida por Javier Fernández en diciembre con el techo de gasto previsto para este año, se opuso en redondo a apoyarlo al considerar que perpetuaba un régimen de austeridad excesivo pese a que la previsión de crecimiento ronda ahora el 3%.

La utilidad de Cs

La posición del nuevo PSOE, que con su giro en este asunto se ratifica en el No es no para competir por la izquierda con Podemos, ha sido bien aprovechada por Cs. Rivera ya logró que el Gobierno ampliase en casi 300 millones -hasta los 4.100- las partidas previstas en los Presupuestos actuales para las clases medias y un complemento salarial -que finalmente financiará la UE- para jóvenes parados que no estudien y accedan a prácticas laborales.

Ahora, con la rebaja del IRPF comprometida para 2018, se anota una victoria mayor. Deja sin argumentos a quienes lo presentan como el partido muleta del PP y demuestra su utilidad política no sólo para garantizar la regeneración de la vida pública, sino para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.