A ratos creo que me voy a volver loca. Y a ratos no es que lo crea: ya lo estoy. Todo tiene su explicación. Días atrás estuve confinada y a las horas punta hacía cola para ver el telediario. Como mi fuerte no son las matemáticas, me bailaban en la cabeza las cifras de contagiados y de muertos. No puedo con ellas.

Ayer me dormí cuando íbamos por el confinamiento de La Almunia de doña Godina y desperté con Laura Madrueño hablando de tempestades en San Sebastián, donde el peine de los vientos se enreda en la espuma rizada del Cantábrico. Creo que todos los telediarios los he visto ya, aunque posiblemente sea siempre el mismo, repetido hasta la saciedad y con Pedro Piqueras dentro.

Hace una semana me citaron en Terele 5 para hablar de Teresa Campos, que por cierto ya estaba fichada para ir al De Luxe a montar el pollo. Yo llegué justo a la hora de pasar el control sanitario. Entré por la puerta principal y un propio dijo que debía tomarme la temperatura y eso hice, mejor dicho, eso hicieron desde algún lugar invisible. A lo mejor era Vasile el que ponía el termómetro. Pero yo estaba convencida de que no tenía fiebre y en efecto, no la tenía.

Me condujeron después a un gabinete sanitario al frente del cual había dos enfermeras trajinando. Una de ellas me vampirizó un dedo y procedió a seguir los pasos de un test rápido. Tan rápido fue que ni tiempo tuve de ponerme en situación.

La enfermera enseguida asomó el careto por la puerta y acumulando chulería exclamó con gesto severo: "¡positivo!". Todavía no se me ha quitado la cara de gilipollas. Quise protestar, quejarme, hacer algún que otro puchero y recitar mis patologías previas (que no son una ni dos, sino un puñado). Luego sentí la proximidad de un infarto (otro) y me cagué de miedo. La enfermera frenó entonces en seco y me envió a casa. No solo a mí. También a los que estaban de charleta conmigo.

Nos fuimos, no sin antes escuchar el sermón que me dedicó para que prestara atención a las instrucciones: hacer PCR, usar mascarilla también en casa, lavarse mucho las manos, poner gel hidroalcohólico, controlar la temperatura y prestar atención a los aerosoles.

En esas estoy. Ayer me dieron el resultado de la PCR (negativo) y ahora estoy dedicada a los aerosoles. Menos mal que en el Centro de Salud me han puesto las pilas a tiempo. Si me descuido, me echo laca.

Ahora, con el permiso de todos, voy a ventilar la casa antes de que me devore el covid. Deseénme suerte.