Mientras España prepara oposiciones a Estremera, cuando el alma huele a covachuela, en Galapagar hay un vodevil y en el Gobierno una guerra de guerrillas entre el mal, el capital, la banca y los jilgueros.

Desde el ventanuco de mi zulo, a veces, entre sueños, parece que un ciervo se asoma cuando más suave es la noche; entonces hay un push con muertos con nombre, muertos sin nombre, y unas curvas que son de colores pero no son el arcoíris.

La nueva idea fuerza para engorilarnos a los españoles es lo de los Pactos (bis) de la Moncloa, una ocurrencia de Iván Redondo en las largas noches de Clan y de Cuéntame vintage.

A Iglesias le mentan la Transición y escupe fuego, plagas bíblicas; le sale la testosterona por los poros y no hay Franganillo (grande) que pare ese despliegue. En el confinamiento, a las nueve del Lunes Santo, Iglesias vino a decirnos que todo médico y todo enfermero es propiedad del soviet. Después volaron los memes, un ejército desarmado de deseos y mala leche encauzada.

La Transición es Amancio Ortega, un madero haciendo de animador en los balcones, el Fairy con el que me ducho y la panificadora que no cesa. Los Pactos de la Moncloa, hoy, son imposibles por la memoria histórica que arrastra Sánchez desde lo de Abantos/Cuelgamuros a los paseos genuflexos ante Torra.

En el confinamiento sólo pensamos en que caiga la noche, y no somos aquí ni Fuentes Quintana ni cigarrillo de Suárez para darle a esto un lavado de cara.

Dicen que cuando más oscurece más resplandece ese faro de costa (sic) que es el periodismo. Algo de Transición y pacto de Moncloa hubo cuando la prensa le dijo al poder que no transigía con su propaganda telemática y vergonzante.

En el fondo, la larga marcha hacia ninguna parte necesita siquiera resucitar esos hitos: los Pactos de la Moncloa, el Tour de Perico en Teledeporte... En TVE los titiriteros nos muestran sus intimidades con un humor campofrío que nos da vergüenza y pena.

El régimen del 78 se ha venido abajo por un Narciso en silencio y un viceagitador de las plazas vacías. Amanece sin preso que liberar en Puerta Oscura.