Morente sueña la Alhambra. Y sueñan todos bajo el verso de Bergamín, cruz y raya, metido hasta el tuétano de OT, con ese claustro de titiriteros y artistillas en mallas y aporreando pianos. Qué hembra Estrella, qué recuerdos de su zambra granadina, de su Lorca, de su Javier Conde teorizándome la vida desde un burladero.

Estrella Morente fue y le metió el rejón a esa telebasura de gafapastas que es OT. Con nervio romaní, Estrella Morente puso a torear a Carlos Gardel, que no sabemos si es de Montevideo o de Buenos Aires pero es cierto que tiene, ya, cartel en la Feria del Corpus.

Operación Triunfo, con Morente o sin Estrella, es un fracaso de la sociedad en su conjunto y la enésima ocurrencia de La Trinca para seguir mamando de la teta del Estado. Lo peor es que Sardá se nos ha vuelto analista político, políticamente correcto, y ya no puede darle una vuelta cachonda a un concurso en el que la juventud lobotomizada pega berridos y no se encuentra a sí misma.

Yo conozco a los Morente, a Estrella y a Soleá, de cuando mi época de tránsito del purismo al indie. Tienen, a pesar de los focos, esa austeridad granadina que el poeta llamó "agua oculta que llora".

Por eso, cantar a Bergamín con los compases de la frente marchita no es una boutade, sino el mayor ejercicio de coherencia intelectual que se ha visto en España en mucho tiempo... Como lo de Umbral con la Milá, pero es que habíamos venido a hablar de la libertad, que es el libro nuestro, de los taurinos y de los mediopensionistas.

Ahora que Risto Mejide le duele en el alma y en el coco que Girauta deje a su target como un borreguismo morcillón, es de agradecer que Estrella le dé una guantada sin manos a Galera, una señora que quiere que Georgie Dann sea Paco Ibáñez por cuatro duros y vendiendo carne.

Estrella Morente ha puesto en evidencia la infamia y ha demostrado que España se salvará, aunque sea rompiéndole los directos a todos estos.

Nos consta que el zasca jondo aún le dura a la Maialen, pero en Gestmusic hay psicólogos de tronío, tú...