España no suma. España fuma, y fuma y le sienta mal la grifa de las mareas, la resaca cabezona de un 15-M que finiquitó el PCE y acabó con la luz pagada en Galapagar. Qué país, sí, qué país.

Van pasando los días y vamos pensando que España será canalla o no será. Leo y me entero que al gran Julio Valdeón le han censurado un libro, una editorial catalana, con esa cosa argumental de los editores cobardones de que no es el momento, de que no son las circunstancias y demás palabrería de la jindama. En Cataluña se ha impuesto la peor censura, la del miedo, y es algo que se ha ido asumiendo por normal mientras que más eunuca y genuflexa quieren a la realidad. Al final lo editará Deusto, con dos deustos. Laus Deo y viva España.

Cataluña es un estado de excepción, y el nacionalismo nos tiene cogidas las medidas y las criadillas: con una presentadora rubia en tele o radio que nos quiere tener callados y castrados porque Bertín era Osborne. El pujolismo chantajista sobre el que no se habla es hoy ese miedo del disidente a ser disidente: por eso Valdeón es valiente y se fue a Cataluña a que le editasen un libro sobre el juicio al procés, que se puede resumir entre la grandeza de Marchena y la retahíla de los indepes, síntoma de una sociedad enferma que se ha ido enquistando desde que Tarradellas bajó del avion.

Julio Valdeón ha hecho la exégesis del independentismo en Cataluña y del #metoo en Hollywood, que son los dos contagios que más daño le hacen a lo que queda de Occidente. Todo esto se lo cuento a Marcos Ondarra, el bravo reporter navarro que ha estado en prácticas en este verano y que sabe que España, sí, que España sólo puede sumar si es canalla y si le calla la sinhueso a los que azuzan desde dentro la Leyenda Negra.

España disfruta con el video y el argumentario de las veganas sobaqueras de les gallines, pero los hombres y los carnívoros tendremos que coger caminito de ultramar por cuanto hay quien le arrienda las ganancias a esos adefesios morales.

A estas alturas del verano, en las vísperas de los días gordos del otoño catalán, yo voy editando los relatos de la España Canallita, donde escribirá Valdeón. Un tomajazo contra el pensamiento dominante, contra los Òscar Camps y otros catequistas posmodernos. En octubre las grandes editoriales vendrán a decirme si creen en la España canalla o ya no hay libertad impresa en mi país. Será la piedra de toque de mi exilio. De mi exilio a Nueva York con Valdeón. Cuando en España más oscurezca y mientras dure la guerra.

En realidad, todo esto me lo dijo/aconsejó Álvaro Pombo en la entrevista que dimos el domingo, y donde dos vecinos de bloque le dimos un repaso al país. Pombo me dijo claramente que, si yo no estaba casado, podía ir mandándolo "todo a la mierda". Eso.