El Gobierno de cooperación es la fotografía inversa de Colón, la rendición de Breda o de Galapagar. El fin de la escapada y otros hits.

El gobierno de cooperación es Iglesias con jersey, ese jersey que ya no pisará ningún ministerio y todo el 15 de mayo plegado ya a un magufo (Redondo) y a su marioneta bella (Sánchez Castejón). Y es que en el día del "gobierno de cooperación" andaban por El Retiro las escritoras de provincia, las pastoreadas por Elvira Lindo, así como muy molestas con la entrada de Vox en la componenda de la Asamblea de Madrid. Venían de Bilbao o Mondoñedo o Carcabuey a firmar su poemario y se dieron cuenta de que en Madrid ya no hay Carmena y en España no hay sorpasso.

Pero la foto del "gobierno de cooperación" evidencia muchas más cosas. Que el PSOE siempre gana, como la banca. Y que la izquierda española es un imposible cainita que siempre ha elegido mal a sus compañeros de viaje. El podemismo es ya un apéndice de Sánchez, y menos cojonero de lo que cabría esperar. Ya no hay ansias de ministerio, si acaso la hoja de ruta pasa por coger el rebufo de los últimos días de vino y rosas.

El cielo por asalto, al final, acabó siendo cosa de Ábalos, que nos dice que las urnas tienen memoria, memoria amarga, que diría el Tenorio.

De las plazas a la insignificancia, Podemos ha acabado por cerrar el círculo circular (sic) y empezar a irse por el desagüe de la Historia. Lo anuncia Andrés Villena presentando sus Redes de poder

Tiene que ser doloroso que un piernas como Rufián le dé a Podemos una lección de ética zurda. Pero ya se sabe que el podemismo nació, creció, se reprodujo con fruición y acabó  encerrándose en un ateneo libertario.

España no tiene segunda vuelta, pero Sánchez reciclará a Iglesias en algo. En eso que decían del Che: "eres nuestra conciencia acribillada". 

El gobierno de cooperación es el canto de cisne de Iglesias, la sobrada de Sánchez y una cura de humildad a quien va ya tentando de purgarse a sí mismo.

El réquiem por Pablo Iglesias nos traerá una mascletá final. Después se caló la coleta, fuese y no hubo nada.