España ha respaldado a Narciso Sánchez. Pero hay más lecturas en este amanecer del 27-M. España se dio una Constitución en el 78, pasó por el aceite de colza y por las vacas locas, por el Prestige y por Rajoy en diferentes tiempos. Y España ahora anda revalidando a Sánchez con sus excepciones, sus Almeidas, sus De las Towers y sus Ayusos.

Porque el 26-M ha sido algo imprevisible, con una stripper de ERC dando a entender que los republicanos catalanes van más allá de la cosa bizarra y frailuna de Junqueras y su brujo de guardia que le curará "lo del ojo" cuando llegue la República.

El 26-M nos dejó a otro fraile, Gabilondo, que es lo que más cerca estuvo el PSOE de un filósofo. Gabilondo pudo tocar pelo junto a Errejón, y todo en una coyunda insoportable para los madrileños, constituidos en región y nación de naciones a medio camino entre Toledo y Nueva York. En la Comunidad de Madrid la que se nos viene es Ayuso, con el peinado a lo garçon y la pose con la que los jubilados la miran golosones en los carteles del Metro. 

España no votó mirando a Europa, sino mirando a la entrañable Manuela Carmena para darle el último adiós, que ya sabemos que la vida es una triste paradoja municipal. Los alcaldes del cambio, cambiar cambiaron poco y se fueron al patio de los calladitos. Kichi, en cambio, lo petó con ese sueño de desmarcarse de las siglas y hacer de Cádiz capital mundial del grifota y del ocioso.

También votaron monjas, tractoristas, habilitados de clases pasivas y toda esa pesca de la pluriEspaña, que no es lo mismo que la España plural. Un alcalde, el que sea, tiene marca propia y la luz pagada. La verdad es que el 27-M amanece con España en color rojo pero menos, y con un Pablo Casado que también amanece, que no es poco.

Antes, en la Telemadrid de las películas daban una de Frank Sinatra que más que voz vendía estilo: como Ayuso y sus ropitas lánguidas. 

Acabamos hasta el cuerno de las urnas, que no es precisamente el cuerno de la abundancia. Ahora todo está por hacer y habrá que tragar sapos oportunos e inoportunos. En eso va el sueldo de los representantes y procuradores de autonomías, autonosuyas, concejos y entidades municipales de la España vacía y de la España por vaciar.