Déjame que te cuente, madrileña. Déjame que te escriba la ciudad hecha un caos. La Castellana, estos días de enero, como la Sniper Avenue de Sarajevo. O como la Avenida Augusto César Sandino de Caracas cuando ruge la balasera.

Era el caos, la ocupación del espacio público. Unos megáfonos que atronaban una retórica castrista con acento rasgado de Villaverde. Todo entre la reivindicación del pan de los niños, lo emotivo y lo cañí.

Aquí en Madrid hemos permitido el jaleo, el anacronismo del monopolio de la secta del taxímetro vociferando y con alguna barricada.

Que el gremio del taxi pegue la evolución ideológica de la estampita de San Pancracio al abrazo de Podemos así, como por arte de magia, es una conversión que jamás imaginé. Yo no creo en los milagros de las condiciones objetivas; y habrá taxistas que pasen miseria y VTC que vivan en un piso patera. Pero el Taxi entero vuelto como la última causa de un Podemos con gangrena es el símbolo de que los taxistas o son transversales o no serán. Confortables siempre, eso sí.

Cela nos dijo que en este país cada uno se corre como puede, y aquí, en Carpetovetonia, cada cual como puede se apaña el puchero. Sin embargo no he visto yo a los pensionistas liarse a pedradas, fingir piscinazos, decirle a un político que mire debajo del coche.

Entretanto, se amenazó con colapsar FITUR y llegó a Madrid el tal Tito de Barcelona, el hombre que le metió el gol a Torra y lo que el Taxi tiene más a mano como símbolo: ya sabemos que en tiempos de escasez los héroes baratos abundan.

Déjame que te cuente que en el taxi he aprendido mucho. Como en los VTC: he aprendido que quiero que me lleven de X a Y en el menor precio y tiempo, o que en la 97.2 FM ponen boleros en bucle nostálgico. Y ya de paso he aprendido a que no me pongan la cabeza como un bombo, ni viceversa. Y el truquito de los semáforos en verde por Príncipe de Vergara.

El conflicto del Taxi puede acabarse o no, pero los madrileños andamos hasta el chotis.

De la empatía ciudadana al cabreo media otro atasco, otro más, en La Castellana.