“Should five percent appear too small be thankful I don’t take it all”, George Harrison.

Hace muchos años tuve la oportunidad de conocer al gran Francisco Umbral, auténtico maestro de las letras, que afirmaba con su fina ironía que los políticos españoles eran una combinación de árbitro de fútbol e inspector de Hacienda. Juzgar y recaudar. La ridícula reacción del Gobierno ante la sentencia del Tribunal Supremo me hizo recordar las palabras del maestro.

Dijo el presidente Sánchez que iba a decretar por ley que los bancos no pudieran trasladar el coste del impuesto de actos jurídicos documentados. Y se fue a casa. Feliz. 

Podía haber anunciado a la vez que elimina los viernes por decreto ley, que es más o menos lo mismo.

Preguntado por los periodistas sobre cómo iba a asegurarse de que los costes del impuesto -que no cobra la banca ni aumenta su margen, ojo- no se trasladaran a los consumidores dijo una frase que resume su acción de gobierno: “espero y confío”. 

Por supuesto, un día después, la prensa mostraba que las hipotecas ya estaban subiendo de coste.

Tras la demagogia y el populismo, la realidad. Más impuestos, más costes, menos servicios y más caros. Simple.

Pero el debate con el impuesto de las hipotecas es otro. Vamos a ver ¿por qué hay que pagar un impuesto a las comunidades autónomas por firmar un papel?

Lo que esconde la soflama populista del presidente al cambiar la ley es otra cosa. Las comunidades autónomas ingresarán 200 millones más. Unos 2.200 millones de euros que pagará usted y pagaré yo, para mantener los más de 28.000 millones de euros de gasto clientelar escondidos en los Presupuestos del paro.

Ante la polémica del impuesto, Sánchez podía hacer tres cosas. Nada -y el impuesto seguiría igual que hasta hoy-, eliminar el impuesto ridículo e injusto y ayudar a los que finge proteger, o buscar un subterfugio populista que suponga más recaudación de manera encubierta y mayor coste para los ciudadanos al contratar un servicio bancario. No se les escapa a ustedes que eligió la tercera opción.

No gana la banca. No gana el Supremo. No gana usted. Gana Hacienda.

España es el país con el impuesto por la firma de hipotecas más alto de toda Europa.

Los gobiernos de PSOE-Podemos, la coalición de la recesión, aumentaron este impuesto hasta un 50% en las comunidades autónomas donde gobiernan. Siempre con “la gente”.

En Andalucía o Aragón tienen el tipo general más alto, el triple que en Madrid o País Vasco. Cuando les hablen sobre las bonificaciones “generosas” que hacen a ese enorme aumento del impuesto, recuérdenles las condiciones y ridículos límites que hacen que muy pocos ciudadanos puedan beneficiarse.

La mayoría de los países de la Unión Europea no tienen este impuesto, y donde lo tienen es mucho menor. En el caso de Francia es solo un 0,05%, en Italia un 0,25%. ¡En España, el más bajo es un 0,5% y el más alto 1,5%!

Un ciudadano andaluz o aragonés medio paga treinta veces más que uno francés por este impuesto injusto. 

En Francia, Italia y Portugal, donde tienen este impuesto, además de ser mucho menor que el español, siempre es el cliente el que lo paga

Pero en España somos tan especiales que nos lanzamos, para no variar, a echar la culpa al enemigo exterior -los malvados bancos- en vez de a la fiscalidad confiscatoria.

Ustedes dirán que ese impuesto ha existido desde hace muchos años y que los gobiernos anteriores no lo eliminaron, y estamos de acuerdo en que se debería haber hecho en la bajada de impuestos de 2015-16.

Lo que nunca ha ocurrido con ningún gobierno desde 1993 es que se legislara para hacer las hipotecas más caras, algo que perjudica especialmente a los ciudadanos más desfavorecidos y a las rentas más bajas. Los de “la gente”. 

Al menos los gobiernos pensaban en facilitar que las hipotecas fueran lo menos caras posibles, con impuesto incluido. Desde el miércoles, el Gobierno decide mantener el impuesto injusto y fastidiar a los ciudadanos, una cualidad única de PSOE-Podemos repetida ya en innumerables casos en las comunidades autónomas donde gobiernan.

No olvidemos nunca lo siguiente. Es alucinante que este Gobierno nos repita que el Gobierno anterior subió los impuestos -un error aunque luego los bajó- y lo critiqué en múltiples ocasiones en 2012, 2013, 2014 y 2017 (“Bajar Impuestos, Ya” entre otros).  

En PSOE-Podemos tienen el dudoso récord de subir impuestos todavía más y tener la fiscalidad más alta que la media de España en las comunidades donde gobiernan. Hasta dos puntos por encima de la media, según el estudio Panorama de la Fiscalidad Autonómica 2017 del Consejo General de Economistas.

Es una broma de mal gusto decir que el Gobierno anterior fue muy malo porque subió los impuestos ante una crisis de deuda… mientras los suben más en la comunidad que gobiernan y luego los quieren subir mucho más en bonanza.

El impuesto a las hipotecas es confiscatorio, anacrónico e injusto. A los impuestos que un ciudadano paga por la vivienda que adquiere tiene que añadir un impuesto por firmar un papel. Ese impuesto no beneficia a la banca y el acto jurídico no tiene por qué estar gravado. Proteger al cliente con un acto jurídico es una cosa, gravarlo es completamente injustificado.

Por favor, dejen de hablar de las clases trabajadoras y la gente. Que cada vez que se presentan como nuestros salvadores, nos hunden.