Escriban en Google "Generalitat Catalunya concede tercer grado" y échenle un ojo a la manga más que ancha, abisal, con la que la Generalidad de Cataluña suele excarcelar a sus presos VIP:

—La Generalitat autoriza que dos exaltos cargos condenados a cuatro años de prisión salgan a la calle cuarenta y ocho días después de su ingreso. (2013)

—José Luis Núñez sale de prisión tras recibir el tercer grado. (2014)

—La Generalitat concede a De la Rosa el tercer grado penitenciario. (2004)

—Gobierno catalán concede el tercer grado a un condenado del caso Pallerols que lleva menos de tres meses en prisión. (2014)

—La Generalitat concede el tercer grado al juez Estevill. (2009)

—Carlos Navarro [exresponsable de finanzas del PSOE condenado a once años de prisión por el caso Filesa] ve "razonable" tener el tercer grado a los noventa y seis días de su entrada en prisión. (1998)

—Conceden el tercer grado a Ausàs [exconsejero de la Generalidad condenado por contrabando de tabaco] tres meses después de ingresar en la cárcel. (2015)

La lista no es precisamente corta y alcanza tanto a gobiernos de CiU como a gobiernos socialistas presididos por Pasqual Maragall y, luego, por José Montilla a la cabeza de un tripartito formado por PSC, ERC e ICV. Las concesiones fueron decididas en todos los casos por Servicios Penitenciarios de la Generalidad, competente en esta materia en Cataluña. A veces, en contra de los informes realizados por los responsables de las cárceles

Varios de esos terceros grados habrían sido definitivos si las noticias no hubieran sido publicadas por la prensa madrileña. Algunos fueron recurridos por la Fiscalía de Barcelona y unos pocos fueron revocados (para ser posteriormente concedidos de nuevo).

Y ahora, aten cabos. Si presidentes convergentes, pero también socialistas a la cabeza de un tripartito de PSC, ERC e IVC, permitieron que se forzara el reglamento penitenciario hasta los límites de lo admisible para excarcelar a sus altos cargos… ¿qué no hará una Generalidad rebelde aliada con un presidente del Gobierno socialista desesperado por entregarle a un tripartito de ERC, PSC y Podemos las vidas y las haciendas de cientos de miles de catalanes no nacionalistas

No tengan ninguna duda de que Oriol Junqueras y el resto de presos del procés no cumplirán ni una décima parte de la condena que les será impuesta por el Tribunal Supremo. La única variable por determinar es la forma concreta que adoptará el indulto de facto, si no cae antes el de derecho a manos del Gobierno de Pedro Sánchez. Quizá los presos sean liberados tras la condena a la espera de la resolución de sus recursos, como ocurrió con los miembros de La Manada. Quizá ni siquiera haga falta: las opciones de la Generalidad son muchas y salvo imprevistos tales como jueces de Vigilancia Penitenciaria especialmente rocosos, el futuro de los presos del procés se presenta despejado. 

Los presos pueden dar por descontados los cuarenta y ocho días de permiso que conceden los centros penitenciarios y quizá los seis a cargo del juez de Vigilancia Penitenciaria. Yo no apostaría más allá de los primeros meses de 2020 para un tercer grado que pusiera a los presos en la calle y que sólo les obligara a pernoctar en la cárcel de lunes a jueves. Quizá la fórmula para excarcelarlos implique la reserva en exclusiva de alguna de las llamadas "residencias penitenciarias", pisos propiedad de la administración autonómica sin distintivos externos identificativos ni vigilantes penitenciarios y que suponen un paso intermedio entre la pernoctación en prisión y la pernoctación en su propio domicilio para los presos del tercer grado.

Por supuesto, los pagos que imponga el Tribunal Supremo serán abonados por la asociación civil de turno previo crowdfunding entre el público independentista, que abonará así por segunda vez su declaración de independencia no consumada. La aceptación de la condena, requisito previo para la concesión de algunos beneficios, se dará con alguna fórmula imaginativa que deje claro que los presos se ciscan en los jueces, en la Constitución, en el Estado de derecho, en la democracia, en España, en los españoles y en la madre que los parió a todos. Grande-Marlaska dirá que la competencia le corresponde a la Generalidad, que a él no le gusta la decisión, pero que la respeta, y aquí paz y después gloria. 

Se rumorea que José Montilla ha visitado esta semana Lledoners. Uno se pregunta de qué habrá hablado con Oriol Junqueras, ¿verdad?