El mejor libro sobre el ‘procés’ es El golpe posmoderno de Daniel Gascón (Debate). No los he leído todos, ni falta que hace: hay libros cuya excelencia invita a este tipo de afirmaciones; se proyecta sobre los no leídos, que ya solo pueden aspirar a ser igual de buenos. Aunque El golpe posmoderno se publicó hace dos meses, cobra aún más vigencia en estos días en que el nuevo Gobierno (¡qué poco nos ha durado la alegría a los neosanchistas!) parece querer dar el ‘procés’ por no sucedido. Pero el ‘procés’ sucedió, y en este libro quedará para la historia. Y para la vergüenza de sus ejecutores.

Gascón, autor también de varios libros de cuentos y una novela, ha sido uno de los analistas más agudos de estos meses, desde la revista cuya edición española dirige, Letras Libres. Se ha consagrado el estilo articulístico que venía practicando en los últimos años: una suerte de editorialismo con ‘swing’; o ‘auctoritas’ con encanto. Sus reflexiones, sobrias, equilibradas, apoyadas en datos al modo anglosajón, combinan la elegancia con la determinación por decir la verdad, sin componendas. Hace lo que su maestro Christopher Hitchens recomendaba, según citamos el pasado lunes: trazar una línea cuando es necesario. Su equilibrio no es equidistancia.

Los que tenemos la suerte de conocerlo apreciamos en Gascón una cualidad poco común: su capacidad para escuchar. Y no solo escucha (¡debe de ser el único español que escucha!), sino que únicamente escucha. Recuerdo una noche de copas en Madrid en que estábamos con él cuatro o cinco columnistas. Todos epatando con nuestras brillanteces, pugnando por acaparar la palabra. Cuando él iba a decir algo, se le quitaba la palabra también; pero, a diferencia de nosotros, él no forcejeaba, sino que se quedaba escuchando. Como si estuviese aprendiendo. Así una y otra vez. Luego se va a su casa y con lo escuchado y lo pensado escribe unos artículos en que se ve que es el que más sabe.

El bisturí de Gascón está en su plenitud en El golpe posmoderno, que es una disección escueta pero exhaustiva. Su precisión, más que la de una intervención quirúrgica, es la del crimen perfecto. En sus páginas trata de reflexionar a partir del estupor que enuncia al principio: “Era algo inédito: una rebelión contra una democracia liberal en una región donde la renta per cápita supera los 25.000 euros”. Lo sucedido en los últimos meses de 2017 fue “un curso de política en tiempo real, un experimento en el que se debatía quién tiene la autoridad legítima y en el cual se enfrentaban dos concepciones de la democracia: una liberal pluralista, la otra iliberal y plebiscitaria. Una apelaba a la división de poderes; la otra, a la voluntad general de ‘un solo pueblo’”. La singularidad está en ese carácter posmoderno del golpe, en sus componentes narcisistas, emotivos y de diseño, en la unanimidad de las falsedades, en la ausencia de “violencia física explícita”.

El subtítulo del libro, ’15 lecciones para el futuro de la democracia’, avanza la amplitud de su punto de vista: a partir de los acontecimientos de Cataluña –cuyo relato al hilo del análisis compone una crónica vibrante–, Gascón saca conclusiones o plantea preguntas de alcance global. Al fin y al cabo, la intentona golpista del independentismo catalán se inserta en este momento histérico de la historia.