Lo mejor de la declaración de Rajoy ante el juez es que no leyó las respuestas. Lo peor, todo lo demás. Pero no puede decirse que defraudara las expectativas: nadie esperaba que el presidente del Gobierno fuera a dar un recital en la Audiencia Nacional. Si acaso, que estuviera menos arrogante y evitase el soniquete de alumno empollón.

Si digo que lo peor fue todo lo demás es porque sabemos que ni contó la verdad ni todo lo que sabe. Más o menos como el señor X con los GAL ante el Supremo. Y si Felipe sobrevivió al crimen chapucero de Estado, ¿cómo no va a salir vivito y coleando Mariano por un quítame allá esta caja B, esos sobres y aquellos SMS?  

Todos cantan victoria: en el PP, porque su líder ha sacado pecho y no se ha manchado el traje; el resto, porque cree que la imagen de Rajoy se asocia hoy un poco más a la corrupción y porque ya se ha cobrado la pieza que buscaba: su foto ante el Tribunal. Pero en cuatro días llega agosto y aquí paz y después gloria.

Realmente era innecesario, pero tal vez por precaución o quizás para justificar el sueldo, los asesores del Gobierno ya tienen diseñada la estrategia para borrar en un pispás la escena del banquillo: exhibirán unos alentadores datos del paro y unas fotos con la Campos en la Moncloa colgándole la Medalla del Mérito en el Trabajo, galardón para el que ya se postula con fuerza Cristina Cifuentes.

No le hacen falta a Rajoy tantas precauciones en un país en el que los de Antidesahucios acusan a la banca de haber matado a más personas que ETA y donde no pasa un día sin que Puigdemont purgue a uno de los suyos, lo que lleva a preguntarse que si es así como trata a los próximos, qué no haría con los distantes si triunfara.

Por deformación profesional, la otra tarde metí la oreja en una conversación en la que se debatía acerca de cómo es posible que Rajoy tenga la barba completamente blanca, justo hasta las patillas, y que de ahí hacia arriba luzca pelo oscuro, a veces con iridiscencias bermejonas. Me lo dieron hecho. Cada vez que ahora me sondean sobre lo pringado que está el presidente con Bárcenas y la Gürtel, me limito a animar a que pregunten al peluquero.