Imagino a Mariano Rajoy relamiéndose al ver, un día después -el presidente se quedó en el papel-, los titulares de la prensa: "división irreconciliable", "división y rencor", "fractura", "brecha", "bronca", "animadversión"... Veredicto unánime de las portadas sobre el debate de las primarias del PSOE que inmediatamente fue amplificado urbi et orbi por las tertulias.

Seguro que el cruce de artillería entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, realzado aún más por un Patxi López que corría en mitad del campo de batalla con el uniforme de la Cruz Roja, reafirmó en su íntima convicción al presidente del Gobierno y del PP. Lo veo hablando para sus adentros en la Moncloa mientras paladea el humo de un habano: "Quien se quiera suicidar con las primarias, ahí las tiene".

Y sin embargo, hoy, el problema del PP no es que pueda permitirse el lujo de descartar las primarias, es que aunque quisiera celebrarlas no podría.

Cuando Carmen del Riego autorizó el comienzo de las andanadas, los contendientes se echaron en cara todo lo que se podían echar: desde el modelo de Estado al fichaje de Irene Lozano, desde la laminación de Tomás Goméz a la gestación artificial de gestoras para controlar la organización en Andalucía, desde la puñalada trapera a González y Zapatero al estrangulamiento de la militancia a manos de los barones.

No quedó un trapo sucio por lavar ante las cámaras, o sea. Y sin embargo no salió a relucir un solo escándalo de corrupción.

Ahora imaginemos ese debate a tres en el PP con, supongamos, Rajoy, Cristina Cifuentes y Dolores de Cospedal. ¿Cuánto tardarían en salir a la palestra los SMS a Bárcenas, los sobresueldos y el pitufeo? ¿Cuánto las adjudicaciones de Madrid a empresarios amigos o la financiación irregular? ¿Cuánto los 27.000 líos de López del Hierro?

Eso también daría titulares. Eso también llenaría horas de tertulia, con permiso de Mauricio Casals. Puede incluso que, a pesar de estar en un país en el que el juez de turno da la cara por una presidenta autonómica en entredicho antes de que lo haga el jefe nacional de su partido, a la salida del plató estuviera la UCO esperando a los candidatos.