De verdad. No soy una Doña Pelaya catalana que me haya propuesto reconquistar EL ESPAÑOL y poner a todos sus lectores a llegir en cristià... También he tenido tentaciones de titular esta columna en inglés. Había pensado encabezarla así: Catalonia in a second, obviamente parodiando la última película de Isabel Coixet, Spain in a day.

¿Que por qué quería parodiar esto de la Coixet? Siento el mayor de los respetos por esta reputada cineasta de mi tierra. Dicho lo cual, cuando me enteré de su último proyecto (hacerse mandar hasta 22.600 vídeos hechos por otra gente, cortarlos y pegarlos como a ti te da la gana y decir que eso es España en un día…) me recordó un poco a esos profesores de universidad que ponen a sus estudiantes a investigar el tema de su propia tesis…

Llega a mis oídos que uno de los vídeos que pasaron la durísima criba de Coixet (todos eran los llamados, poquísimos los elegidos…) fue el proyecto Piel de Toro de la artista Laura Domínguez. Aquí no me caben toda Laura Domínguez y su proyecto. Baste decir que es una exploración interdisciplinar y transgresora de un posible futuro lejano sin tauromaquia. De un siglo que viene sin toros. Es un proyecto que investiga una pérdida que todavía no se ha producido. Aunque algunos la quieran forzar con ciertas cobardías abominables, en Twitter y fuera de.

… El caso es que Laura Domínguez grabó un vídeo con jóvenes estudiantes de tauromaquia de Guadalajara y se lo mandó a Coixet. Tuvo la alegría de saberse seleccionada para Spain in a day. Firmó todas las cesiones de derechos y de reveses que le pusieron por delante. Fue invitada al pre-estreno de la película y se compró ropa nueva para ir con su marido. Qué pena que no se les ocurriera ir con prismáticos, como a la ópera. A la hora de la verdad descubrieron que todo su material había quedado reducido a una especie de nanosegundo donde a duras penas se vislumbraba una plaza de toros, dice Laura que vacía encima… Menudo chasco. Como si te invitan a la gala de los Oscar y luego descubres que te habían invitado para servir los canapés.

Por supuesto el montaje de una película es atributo divino de su director. Y ceder derechos es ceder derechos. Pero pongámonos mínimamente serios: ¿de verdad se puede contar una historia que pretendes titular, nada más y nada menos, Spain in a day, reduciendo los toros a una presencia residual cuando no subliminal, cinematográficamente cerca de lo invisible? ¿Se ha propuesto Isabel Coixet copiar el proyecto de Laura Domínguez (imaginar una España despojada de su fiesta más atávica, más íntima… lo de nacional casi es lo de menos…), pero adelantando los tiempos? ¿Haciendo como que los toros ya han desaparecido, ya no existen, ya no tienen remedio ni sitio? ¿Justo cuando el Tribunal Constitucional acaba de mandar su restauración en Cataluña? ¿Qué, conspirando para hacer esa restauración imposible?

La pell de brau, la piel de toro, llamaba el poeta Salvador Espriu a una España que le gustaría más o le gustaría menos… pero por lo menos la veía como de verdad era hasta en su peor momento. Brava. Matadora. Inextinguible.