Estos son los principales hitos de Ada Colau como alcaldesa del cambio en Barcelona:

—Propone desobedecer las leyes que le parezcan "injustas”. Lo que es "justo" o "injusto" lo decide Ada Colau y no incluye las normas promulgadas por ella, que son de obligado cumplimiento.

—Defiende la teoría del “decrecimiento económico”, que es a la economía lo que la homeopatía a la medicina: puro pensamiento mágico.

—Ha hecho bandera de temas como el de la crisis de los refugiados, para el que no tiene competencias como alcaldesa de Barcelona.

—Pretende que el precio de los alquileres de viviendas en Barcelona sea regulado públicamente.

—Ha provocado conflictos con militares, guardias urbanos, trabajadores del metro, comerciantes, empresarios, ciudadanos y organizadores de ferias y eventos. Con todos aquellos, de hecho, que trabajan para la ciudad, que crean puestos de trabajo o que generan crecimiento económico.

—Ha organizado una cruzada puramente religiosa contra el turismo, que representa casi el 15% del PIB de la ciudad y que genera el 18% de los contratos laborales que se firman en la ciudad.

—Pretende limitar aún más los ya de por sí limitados horarios comerciales barceloneses.

—Ha pedido por carta a los barceloneses que denuncien anónimamente a aquellos de sus vecinos que alquilan su piso a través de webs como Airbnb.

—Ha contratado los servicios de empresas privadas para que espíen, puerta a puerta, a los barceloneses y delaten a aquellos que sean “sospechosos” de estar alquilando su piso a turistas. El ayuntamiento lo llama “visualizaciones”. Los barceloneses, “la Gestapo”.

—Ha propuesto a músicos jóvenes que toquen en hoteles de lujo a cambio de “algo de cenar”. Los músicos han calificado la propuesta de “vergonzosa”.

—Ha recortado el espacio para terrazas de más de 2.200 bares de Barcelona, lo que obligará a muchos de ellos a despedir personal. Los siguientes negocios en el punto de mira del ayuntamiento son las floristerías.

—Ha prohibido la apertura de nuevos negocios turísticos en el centro de la ciudad por la vía de la paralización de las licencias. En la práctica la prohibición afecta a restaurantes, supermercados, tiendas de regalos, heladerías, bares, locutorios…

—Ha prohibido la apertura de hoteles y todo tipo de alojamientos turísticos en la ciudad por la misma vía: la de las moratorias y la paralización de las licencias.

—Ha borrado el nombre de Juan Antonio Samaranch (el principal responsable, junto con Pasqual Maragall, de la transformación de Barcelona en una ciudad de atractivo internacional) de una escultura regalada por el mismo Samaranch y el Comité Olímpico Internacional.

—Se ha quejado de no poder criticar a la prensa “de la misma manera que la prensa me critica a mí”. En eso coincide con Donald Trump: en la añoranza por ese tipo de regímenes en los que resulta habitual que los altos cargos o las administraciones públicas critiquen a la prensa o a ciudadanos particulares con nombre y apellido.

—Ha defendido la celebración de un referéndum de independencia en Cataluña.

—Ha perpetuado la “costumbre” de contratar a familiares y parejas como cargos de confianza en el Ayuntamiento de Barcelona. Por ejemplo Vanesa Valiño, pareja del primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, contratada como jefa de gabinete de la Concejalía de Vivienda con un sueldo de 49.000 euros al año.

—Ha negado que existan “indicios concretos” de amenaza islamista en Barcelona y cree que la culpa de la “radicalización” de los terroristas es en buena parte “nuestra”, es decir de las víctimas.

—Su errática gestión de los problemas provocados por las mafias de manteros (intentando por ejemplo que fueran los skaters los que le hicieran el trabajo sucio al Ayuntamiento y echaran a los vendedores ambulantes) ha logrado la difícil proeza de no contentar a nadie: ni a vecinos ni a turistas ni a manteros, que se han agrupado en un sindicato que exige prerrogativas como la de continuar saltándose la ley impunemente.

—Ha convertido a los propietarios de viviendas barceloneses en uno de los colectivos más amenazados y con menor seguridad jurídica de España. Alquilar una vivienda a un turista puede acarrear una multa de hasta 90.000 euros. Si ese mismo turista derriba la puerta a patadas y okupa la vivienda, contará sin embargo con la comprensión del Ayuntamiento.

—Esa multa, inasumible por la inmensa mayoría de los barceloneses, puede ser condonada en un 80% si el propietario “cede” la vivienda durante tres años al ayuntamiento (es decir acepta su expropiación) para que esta sea ocupada como “vivienda social”.

—Ha convertido la queja perpetúa por todo y por todos en el deporte barcelonés por antonomasia, convirtiendo la ciudad en una de las más antipáticas de este país y en el paraíso para aquellos que pretenden vivir en una urbe de un millón y medio de habitantes como si lo estuvieran haciendo en una aldea de doscientos habitantes.

—Ha cerrado al tráfico un área de nueve manzanas de la ciudad con el objetivo de crear lo que ella llama “una supermanzana”. En los cruces vacíos de esas calles, los estudiantes de arquitectura que tenían a su cargo la decisión de qué hacer con esos espacios “liberados” se dedicaron a construir castillos de arena.

—Sigue sin conocérsele un proyecto de ciudad que vaya más allá de su estrangulamiento económico y de la conversión del Ayuntamiento en el principal promotor inmobiliario de Barcelona.

¿Y os quejáis de Carmena? Carmena es Metternich al lado de Colau.