La foto de hoy, la foto con la que ilustráramos el año que entra pudieran ser muchas, pero yo soy un prodigio de la síntesis -y de la fotosíntesis-. Quiero las fotos de ataúdes, que últimamente he visto cadáveres sin plástico, en lo de la Judicial y Servisa, y me he ido acostumbrando a morir y a ver a mi padre muriendo.

Me da igual hoy la imagen porque en una pandemia todo es icónico: del ciervo Margarito a estas cosas extrañas de la Meteorología por la cual quedarnos en casa equivale a que Madrid se vaya a enfrentar a la peor nevada en décadas hoy, mañana y pasado. Yo sé que la nieve en Madrid es una sugestión lírica de escritores, y que hay calles convergentes en las que en una nieva y en la otra no.

Hace frío de sabañones para recordarnos que somos vulnerables, y que el otro día bajando Abantos sufrí un principio de congelación en los dedos porque soy de convicciones firmes, no como el PSC. Los dedos como morcillas de Burgos y el alma y la napia congelada.

He venido diciendo en mis columnas que el secuestro civil de la primavera pudo fortalecerme; pero me ha convertido en un deudor/enfermo imaginario de aquello que acusó Juan Ramón Jiménez: la hiperestesia. Prosistas de dulce como Ondarra, Peyró, Campos o Peláez me van dando la temperatura de estos tiempos difíciles. Quizá por eso dejo hoy la foto al albur de quien me maquete porque a un año perdido hay que contestarlo con una foto desenfocada.

Luego está lo de Illa, obvio, en ese 13 Rue del Percebe que es el PSC. Al menos nos quitamos el pai pai, el bailecito. Aunque sea por ósmosis trágica, Illa puede aportar algo a esa herida sangrante que es Cataluña a la que no valen ni los paños calientes, ni esa "conllevancia" que pretende el PSC a beneficio de inventario.

En el fondo, esta muerte civil de Iceta es una buena noticia. Porque mientras Miquel andaba en una permanente performance de Queen, a Illa lo hemos visto justificar lo injusticable con algo, nobleza obliga, de filósofo que sabe que la claridad es cortesía.

En este año nuevo no hay que pedir paz, sino Pfizer. Tan sólo vacunas y médicos. Que Simón, reincidente en mis sueños más REM, sólo sea una pesadilla con la que, con nuestros muertos, sobrevivimos.

Que nadie olvide tampoco que fue el año de la rubia. El año de Ponce y la rubia -los amo-. Illa ha aprendido epidemiología "a tenazón", que decía Suárez. En Cataluña el virus es dinosaurio, mas menos da una piedra. Y quedan en los archivos los VHS de Iceta y de eso que llaman su tren de vida.

PS: Las Araceli son nuestro tercios de Flandes. Por eso es patrona de la Subbética y de media España. Dicen que las jeringuillas no son malas; que es el Hombre quien las pervierte. Ponce dice que la edad no es impedimento.

Araceli se santiguó y es de las mías. Angelita...