Simón Casas (1947) nació en Francia. A los 15 años llegó a España haciendo autostop. Huía de la muerte de su padre, poniendo la excusa de querer ser figura del toreo. Volvió a Nimes para tomar la alternativa en 1975, después de haber doblado nuestro mapa. Se cortó la coleta por esa extraña lucidez que tienen a veces algunos hombres: un sueño no es una oposición. Logró ser apoderado y empresario cayendo como una bomba entre los apellidos de los taurinos de siempre, expandiéndose desde su ciudad puerto.

Bernard Domb se cambió el nombre para sujetar su exotismo, el miedo al francés impregnado en las esquinas de españita. Es un intelectual sin títulos académicos, un hombre compuesto de lecturas e intuiciones, el hecho diferencial francés entre los catetos. Llegar a Las Ventas era el objetivo vital, pero ha descubierto que ahora empieza su trayectoria de verdad, a punto de cumplir 72 años. Lleva tres queriendo cabalgar sobre la primera plaza del mundo, que se le resiste.

Ha escrito Tous toreros (Denoël, 1985), L’envers de la cape (Fayard, 2007), Conversations au soleil (La belle bleue, 2010), Taches d’encre et de sang (Au diable vauvert, 2013) y La corrida parfaite (Au diable vauvert, 2013). Dice que en septiembre sale su primera novela. 

Simón Casas Silvia P. Cabeza

¿Es de izquierdas?

Yo no soy dogmático. Es decir, que toda mi vida he sido más bien de izquierdas. Ahora, las líneas políticas también se han roto. ¿Quién es de izquierdas y de derechas? Tengo conceptos fundamentales: una sociedad muy justa, lo más justa posible; educación, sin educación no hay pueblo para votar en una democracia. Estos conceptos, que eran exclusivamente de izquierdas, también los defiende cierta derecha.

Sigo con mis convicciones de hace cuarenta años pero algunas veces he votado a la derecha y algunas veces a la izquierda. En las últimas elecciones europeas he votado a la izquierda. Considero que Europa necesita estabilidad, que no se encuentre alterada por los populismos. Cuando hay que votar a la izquierda, voto a la izquierda. Pero soy ahora más o menos de derecha liberal. 

Qué le parece que la izquierda sea en España nacionalista y animalista. 

España tiene su especificidad, que es totalmente diferente a la francesa. Mi cultura política es francesa. España tiene una realidad: el Estado de las autonomías. Permite un acercamiento entre el pueblo y los poderes ejecutivos. Muy bien. Como no hay bien perfecto, surge el nacionalismo. España es de los mejores países de Europa. España no puede ser víctima de los nacionalismos. Al igual que no puede ser víctima de los populismos. 

A usted le han acusado, yo el primero, de populista. ¿Cómo lleva eso?

El verdadero es el político que hace soñar al pueblo con ideas y conceptos que sólo se quedan en sueños. Por mi parte, tengo una dialéctica de fervor y de pasión que tiene una apariencia de populismo, pero no soy populista. 

Es ferviente defensor de la Unión Europea. 

Totalmente, al 100%. Respeto todas las opiniones, pero frente a los chinos, Estados Unidos, a los grandes países emergentes, hace falta Europa. Europa sólo puede ser grande unida, aunque ahora haya que rectificar, reformar, revolucionar los conceptos todavía tambaleantes. 

Cómo valora la irrupción de Vox. 

Su defensa de los toros es positiva. Le ha tocado los costados al resto de partidos políticos. 

Eso ha estado bien. ¿Pero no cree que confirma los clichés que había sobre los taurinos?

Bueno, nos vamos a quedar con lo principal. Abascal, Vox, ha defendido un patrimonio cultural de la identidad de España que era necesario defender porque los demás partidos no han hecho nada, se habían escapado huyendo. En este caso, Vox sí ha aportado algo a la tauromaquia, a las tradiciones. 

La defensa identitaria que hace Vox de la tauromaquia es contraria a los valores de la tauromaquia, que es un espectáculo universal. Usted mismo es francés.

La tauromaquia se debe entender como un particularismo cultural. No es una norma a escala de Europa. Como especificidad de cultural nacional, de Portugal, España o parte de la nación francesa, es un patrimonio muy importante, que genera actividad y tiene un prisma ecológico muy importante.

¿Solución para Cataluña? Le toca a España estar a la altura histórica de sus problemas

¿Conoce a Manuel Valls?

Le he conocido en la plaza de toros de Nimes, donde ha venido alguna vez a ver toros.

Rivera decidió echarlo de la plataforma que compartían en Barcelona. ¿Valls ha hecho bien intentándolo en España?

Manuel Valls es un gran político que tiene una problemática personal. Es socialista, ha sido primer ministro, ya se había desmarcado del socialismo puro y duro de Francia, y llega a Cataluña con el problema de la autonomía. Confío plenamente en las cualidades de Valls. Humanamente y políticamente es un gran experto, pero se ha metido en un berenjenal tremendo. 

¿Tiene solución el problema catalán?

Claro que la tiene. De respeto a la identidad catalana como pueblo dentro de un marco político que es España. Acabo de decir lo que dice mucha gente, ya lo sé. Se soluciona con el respeto de la ley. 

La independencia es imposible. Pero la convivencia está rota. ¿Eso es recuperable?

Vamos a pasar un periodo complicado con los nacionalistas catalanes y de otras regiones. Eso forma parte de la Historia. La Historia se nutre de sus problemas y sus patologías, y la Historia es la capacidad de los pueblos de sobrepasar problemas puntuales, que algunos duran 50 o 100 años. Pero eso ha sido así siempre. Le toca a España como gran país europeo y gran país cultural y guía en cierta manera, le toca a España, digo, estar a la altura de sus problemas. 

¿Qué diferencia hay entre la política española y la francesa?

Muchas diferencias. Por la naturaleza del sistema electoral. Hay mayoría en Francia siempre por dos vueltas. En España hay que constituir mayoría a una vuelta. La proporcional absoluta a una vuelta tiene una virtud: la representatividad de las sensibilidades de los pueblos. Y un inconveniente: el politiqueo. 

¿Cómo vivió la época en la que ETA mataba?

Siempre, por mi naturaleza intelectual, he sido contrario a los totalitarismos, dogmatismos, violencia. Cuando ETA mataba era un drama. Nadie en el mundo, ningún pueblo en el mundo, debería alcanzar sus propósitos identitarios pasando por la violencia.

Los herederos políticos de ETA tienen cada vez más poder en las instituciones.

Bueno, pues entonces le toca a otras fuerza políticas tener la capacidad de convencer al pueblo, de contrarrestarlo. En democracia tiene que mandar el pueblo, pero para que pueda mandar bien el pueblo hay que educarlo, inspirarle confianza, alimentarlo, y hacer política con p mayúscula.

¿Qué piensa de los homenajes a los etarras excarcelados?

Tiene que imponerse la sensatez. No podemos denunciar el terrorismo por un lado y rendirle homenaje por otro lado. Me parece inadmisible que ocurra. 

¿Considera que España tiene un problema con el machismo o es algo común a los demás países?

El machismo existe, ha existido y sigue existiendo en todos los países, y en España de manera más radical porque los españoles son muy españoles.

Al mundo del toro se le ha criticado siempre su machismo. Parece que las mujeres sólo están para ir a los tendidos. 

Yo he elegido mi epitafio ya. "Aquí descansa el hombre que hacía torear a las mujeres". ¿Está bien, no? He sido apoderado de Cristina Sánchez, he sido apoderado de María Sara, soy apoderado de Lea Vicens, que salió por cierto por la Puerta Grande de Madrid, soy socio de María Sara en Mont de Marsan y nos presentamos juntos en el próximo concurso de Nimes. A mí no se me puede tachar de machista.

El machismo de España es más radical porque los españoles son muy españoles

¿Ha visto machismo en el sector taurino?

Ahora mismo casi nada. Pero he vivido la época en la que casi ninguna figura del toreo quería torear con Cristina Sánchez. Lo he vivido y he luchado contra ello. Jesulín de Ubrique decía que no toreaba con una mujer porque las mujeres tienen que estar en la cocina. Eso ha pasado. Lo cual demuestra que la evolución inteligente gana terreno. 

Felipe VI cumple cinco años de reinado. ¿Cree que la monarquía tiene futuro en España?

La monarquía constitucional tiene futuro en España, y se lo dice un republicano cultural histórico. Soy francés y hemos cortado la cabeza de un rey. Un monarca realmente constitucionalista, realmente demócrata, que encarne los equilibrios de la nación en el respeto de la democracia y los políticos, no es mal sistema de gestión. Estoy muy lejos de ser monárquico, ojo. Además, qué pasa en Francia: en Francia los presidentes de la República, nada más llegar al palacio del Elíseo, dicen que son monarcas republicanos. 

Y aquí el rey parece un presidente de la república.

Considero que Felipe y su padre Juan Carlos han aportado mucho. 

Los excesos de Juan Carlos han afectado a la institución. 

Han afectado un poco. Pero el papel de Juan Carlos es histórico. Ha sido tremendamente importante pasar del franquismo a la democracia por la Transición, eligiendo con sabiduría quién debía llevar la Transición. 

¿Con quién debe pactar el PSOE? 

Con Ciudadanos. Y viceversa: si fuera Albert Rivera haría presidente del gobierno a Sánchez. Entiendo por qué no lo hace. Como todo político, busca su reinado personal. Pero que no se equivoque de estrategia.

De momento creo que el socialismo español es muy compatible con las concepciones centristas de Ciudadanos y eso podría hacer de España un país mejor y más estable a favor de una gran Europa, pero parece ser que no es así. Hablo de política, no de politiqueo. No me toca a mí dar consejos a ningún político. 

¿Cómo ha vivido el intento de formar gobierno de Sánchez? Resulta que sí ha habido mucho politiqueo con Podemos. 

El sistema de mayorías absolutas que tiene España provoca estas situaciones, con negociaciones de acuerdo de gobierno. No es nuevo en Europa. Lo hemos visto muchas veces en Bélgica. Es justo cuando entra en juego el politiqueo. El sistema español tiene una virtud fundamental: refleja bien las distintas sensibilidades. Teóricamente es bueno pero en la práctica hay muchos inconvenientes y entonces es negativo.

Existen todos los argumentos para que seamos capaces de exponer la realidad intelectual y artística del toreo

¿Le gustaría que hubiese ministros de Podemos?

Soy completamente favorable a la representatividad de las distintas sensibilidades del pueblo en un gobierno. Como ya he dicho, en la práctica esto es imposible. Hay decisiones que no son compatibles con esta fórmula. Sencillamente, es imposible.

Entre Podemos y PSOE hay muchas incompatibilidades y muy grandes como para que compartan el poder. Mejor con Ciudadanos. No tengo ganas de ver a Podemos en el gobierno. Para ellos prima la ideología, y la sociedad, la democracia y la política necesita primero la sensatez. 

Su perfil ideológico y cultural no aparece mucho en el mundo del toro. ¿Eso es un tópico o realmente es el único?

Soy un productor de tauromaquia. Pero primero me considero un productor de arte y un productor de arte tiene que tener cultura, cultura literaria, política; siempre he sido así. Cuando llegué a España en autostop viví muchos años sin tabaco, como se dice, aunque fumé mucho, y fui autodidacta, no he ido de niño al colegio.

Por la mañana iba a entrenar a la Casa de Campo y por las tardes iba al instituto francés a estudiar y a descubrir qué pasaba, la literatura, investigando quién soy, dónde estoy. He seguido así y tengo una doble vida en el toro. Una vida estrictamente taurina.

Me cuesta mucho trabajo hablar de cultura con algunos de mis compañeros, lo digo respetuosamente. Además, escribo. Antes de San Isidro he terminado de corregir un libro mío que sale en septiembre; una novela, por afición, y ya estoy escribiendo el que saldrá en septiembre de 2020. ¿De qué se nutre mi relativa capacidad de escribir? Se nutre de lo que me ha enseñado la tauromaquia, nos enseña a todos, nos pone por delante la visión de la muerte. Para saber vivir hay que tener capacidad de acercarse a la muerte. Muchas veces se hace por la vía de la debilidad, del miedo, ahí están las religiones. Se puede hacer también por la vía intelectual. 

¿De qué va la novela?

Hay un argumento de fondo: la existencia. Es existencial. Con varios personajes que se enfrentan a la muerte, como cualquier hombre desde que existe la humanidad. Los hombres no son eternos. Y está escrita con un hilo conductor de tipo policíaco. No es negra. Digamos que se lee con facilidad y toca problemas existenciales. Está ya editada. Saldrá a la venta en Francia a finales de agosto o principios de septiembre.

¿Qué pasa en España, que parece que la tauromaquia pertenece sólo a una corriente ideológica? 

Es culpa de la gente del toro. Porque si la tauromaquia es cultura hay que intentar ser culto. Hay que saber lo principal. Ojo, por los partidos de izquierda no hay reflexión en este caso, ni filosofía. Existen todos los argumentos para que seamos capaces de exponer la realidad intelectual y artística.

Echo de menos una defensa inteligente y culta de la tauromaquia. Empecé mi carrera en Francia con un 80% de indiferentes a los toros. A partir de nuestra identidad culta de la tauromaquia no hay problemas, hay respeto. Lo hago mucho en Francia, no lo puedo hacer aquí porque no tengo el mismo posicionamiento social, invito a los toros en Nimes a un gran filósofo, periodista, político, para explicarle lo que estamos viendo. Ese trabajo no se hace aquí. 

Bueno, se está empezando a hacer por la Fundación Toro de Lidia. ¿Qué opinión tiene? ¿Colabora económicamente?

Bueno, sí, a ver, participo. Tuve un pequeño conflicto ideológico con la Fundación. Al igual que los profesionales tenemos que tener en cuenta que tiene un papel en el futuro de la fiesta, la Fundación tiene que saber que no hay arte que se sostenga sin economía de producción. 

Para usted la Fundación debe vertebrar el sector. 

Sí, tomando en cuenta la economía. 

Pero la Fundación nació con la consigna de no meterse en asuntos internos. 

Bueno, pues es un fallo, porque repito: en todos las artes hay una relación directa entre la economía de producción y producción artística.

Simón Casas Silvia P. Cabeza