Hace más de un año que Esperanza Aguirre se retiró de la política activa al abandonar su acta de concejal del Ayuntamiento de Madrid. Lo hizo tras el arresto de Ignacio González- uno de sus más estrechos colaboradores- por el desvío de fondos en la empresa pública del Canal de Isabel II. Un año antes, en 2016, había renunciado a liderar el PP madrileño. Aguirre ejerce ahora, como me dice durante la entrevista en un par de ocasiones, de "jubilada". 

Demonizada por la izquierda casi en la misma medida que José María Aznar o Albert Rivera, llegó a sonar como candidata a la Presidencia del Gobierno en sustitución de un Mariano Rajoy al que algunos apodaron por aquel entonces El Percebe, por su habilidad para aferrarse a la roca de la Moncloa. No es difícil aventurar que cualquier otro político español que no hubiera sido Rajoy le habría durado a Aguirre dos asaltos y medio. Pero así son las cosas.

Aunque le había prometido la primera entrevista de la nueva temporada a otro medio escrito, tengo la suerte de llamar a la expresidenta de la Comunidad de Madrid en el momento justo. En realidad, también me había prometido esta entrevista a mí. "Es cierto, es cierto. Pero no pasa nada. Les diré que me has llamado en el momento adecuado, que por otra parte es la verdad". 

Esperanza Aguirre: "Me da pánico que pongamos ahora el déficit en manos de Podemos". Silvia Pérez El Español Madrid

Señora Aguirre, ¿cómo vio a José María Aznar frente a Gabriel Rufián y Pablo Iglesias?

Como yo había pasado por esa misma comisión de investigación y había escuchado las mismas mentiras de Gabriel Rufián, no me sorprendió. La actitud de Rufián es verdaderamente lamentable. En el caso de mi comparecencia, el presidente le cortó varias veces y le dijo que si quería montar el número saliera a hacer declaraciones fuera de la sala.

Yo creo que Aznar estuvo muy bien. No pretendió hacerse el simpático con esos señores. Lo que sí creo que hizo, en cambio, es prepararse esa comparecencia. Y, luego, recordarles las cosas que no quieren oír. Como, por ejemplo, la actitud de ERC cuando dio un golpe contra el Gobierno legítimo de la República. Luego, añadió Aznar: “Bueno, igual para ustedes era ilegítima porque era de centro-derecha”.

En el caso del señor Iglesias, Aznar le recordó la presunta financiación ilegal de su partido y de él mismo por parte de Irán y de Venezuela. Y luego está el número dos de Podemos, que no pagó la Seguridad Social de sus empleados. O Errejón, al que pillaron sin ir a trabajar cuando disfrutaba de una beca. O los 425.000 euros que cobró de Venezuela el señor Monedero.

Cuando la izquierda ha gobernado en forma de Frente Popular, lo que ha traído es desolación, pobreza y crímenes horribles

Tengo la sensación de que el votante del PP echa de menos a políticos sin complejos como Aznar o usted misma.

Yo no creo en la superioridad moral de la izquierda. Al contrario: creo que cuando la izquierda ha gobernado, y especialmente cuando ha gobernado en forma de Frente Popular, es decir con los socialistas unidos a los comunistas, lo que ha traído es desolación, pobreza y, en muchos casos, crímenes horribles.

Cuando veo a estos que se sienten tan orgullosos de la historia del PSOE, supongo que será de la reciente, porque de las checas de Madrid no creo que se sientan orgullosos. Por eso me escandaliza que el doctor Sánchez esté ahora negociando los presupuestos con los señores de Podemos, que son los que han hecho del país más rico de América, Venezuela, un lugar que está en este momento peor que Cuba.

Como digo, yo no creo en la superioridad moral de la izquierda. Al contrario. Me parece que el centro-derecha, siempre que ha gobernado, ha traído mayor prosperidad y bienestar precisamente para los que más lo necesitan, que son los más desfavorecidos. Toda mi vida he luchado por ello, y por eso estoy tan contenta de que el PP haya elegido ahora a un líder como Pablo Casado, que creo que tampoco cree en la superioridad moral de la izquierda. Al contrario: tienes unos principios y unas convicciones muy firmes. Y, además, sabe defenderlos extraordinariamente bien.

Pero la derecha anda ahora fracturada en tres bloques.

Pues sí. Qué duda cabe de que el centro-derecha estaba unido en el PP y de que se ha ido fragmentando, creo yo, a medida que no hemos sido capaces de defender los principios y los valores en los que creemos: la unidad de España, la libertad por encima de todo, los impuestos bajos y la creación de riqueza con unas normas liberalizadoras y no tan intervencionistas.

Esos principios no han sido defendidos con claridad durante los últimos años, y especialmente cuando los españoles nos dieron una mayoría absoluta en 2011. Y eso ha apartado a mucha gente de nuestro espectro electoral. Esa gente ha dejado de votarnos a nosotros y ahora vota a Ciudadanos o a Vox.

Está usted hablando de Mariano Rajoy sin mencionarlo.

Estoy hablando del Gobierno de 2011. Que presidía Mariano Rajoy, sí.

¿Pero quién es el principal culpable de eso? ¿Él mismo? ¿Soraya Sáenz de Santamaría? ¿Algún asesor en concreto?

No, no, yo no estoy aquí para señalar culpables. Yo lo que hago es no refutar los hechos a los que usted se ha referido. Y es evidente que el centro-derecha está ahora dividido en tres. Yo confío en que Pablo Casado será capaz de recuperar esos millones de votantes que hemos perdido.

¿Cree equivalente el doctorado de Sánchez y el máster de Pablo Casado?

¿Pero cómo va a ser equivalente? El doctor Sánchez se ha investido doctor de una manera verdaderamente sorprendente. Esta semana se han seguido publicando más datos acerca de la cuestión. Hasta El País reconoce los plagios de Sánchez, aunque no sean en su tesis.

El doctorado es un título muy importante. Es un título habilitante que le permite a Sánchez dar clases y presentarse a todas las convocatorias de plazas de funcionarios del Estado. Lo de Pablo ni siquiera exige una tesina o un trabajo de fin de curso. No tiene nada que ver una cosa con la otra.

Cuando los totalitarios empiezan a gobernar, lo que hacen es saltarse las leyes y las normas del Estado de derecho

¿Qué la parece la “triquiñuela” de Sánchez (según la terminología del diario 'El País') para puentear al Senado?

Llamarle “triquiñuela” me parece muy suave. Es un ataque en toda regla al Estado de derecho. No se puede hacer lo que pretenden hacer estos señores. Lo ha dicho en numerosas ocasiones el Tribunal Constitucional, algunas a petición del PSOE. Es una vergüenza que se pretenda soslayar el control de algo tan importante como es el déficit presupuestario, que para eso está el Senado.

El Senado es una Cámara exactamente igual de democrática que el Congreso. Una cosa es que el Congreso tenga la última palabra y otra que se soslaye la representación popular que encarna el Senado. Que, además, es una Cámara elegida por un sistema que exige poner una cruz al lado del nombre de la persona elegida. Es decir, en el que el elector tiene una mayor participación que en las listas cerradas y bloqueadas.

La razón por la que se puso este doble control es por la gravedad que el aumento del déficit tuvo en la última crisis. Por eso me da pánico que pongamos ahora el déficit en manos de Podemos, cuyo modelo es Maduro y Venezuela.

Usted tiene mejor información que yo. ¿Está negociando el PSOE bajo mano con el nacionalismo?

No lo tengo que decir yo. Lo dicen ellos mismos todos los días. Por ejemplo, Ernest Maragall.

¿Y qué están negociando, en concreto?

El pago de los votos que hicieron presidente a un señor que no tiene ni el 22% de los escaños del Congreso. Es decir, que con 84 diputados, el peor resultado de la historia del PSOE, el doctor Sánchez pretende ser presidente hasta el año 2030. Esto es lo que hacen los totalitarios cuando empiezan a gobernar: saltarse las leyes y las normas del Estado de derecho, como la que hemos comentado anteriormente relativa al déficit. Es exactamente lo que hizo Chaves.

Se han de convocar elecciones. Que, por otro lado, es lo que dijo el doctor Sánchez que iba a hacer. Que la vicepresidenta diga que no hay que convocar elecciones porque no le conviene a los ciudadanos me parece una actitud, francamente, muy poco democrática. Eso lo tendremos que decidir los ciudadanos. Son tics muy poco democráticos.

¿Están garantizados los derechos de los hispanohablantes en España?

No. No lo están desde el momento en que no se puede enseñar en español en Cataluña y hay muchas dificultades en Baleares y en la Comunidad Valenciana.

El 155 debería haber servido para hacer nombramientos de constitucionalistas en Educación e Interior en Cataluña

¿Cómo habría gestionado usted el órdago separatista?

A mí no me pareció mal cuando se puso en marcha el 155. Pero, claro, es que hubo muchas cosas que deberían haberse hecho y que no se hicieron en ese momento. Se debería, por ejemplo, haber hecho nombramientos en áreas sensibles de gente inequívocamente constitucionalista, tanto en Educación como en Interior.

En estos días se ha puesto de manifiesto el informe presentado por la Alta Inspección Educativa, que haría que se le cayera la cara de vergüenza a cualquier ministro de Educación en un país serio. Y, sin embargo, la señora Celaá dice que tiene poco rigor científico, para congraciarse con sus socios independentistas.

Todo esto viene de atrás, en realidad.

La ley de normalización lingüística de Pujol permitía que los padres eligieran la lengua de enseñanza de sus hijos. Pero la Generalidad promulgó un decreto que decía que la lengua vehicular de la enseñanza sería el catalán. Aquel decreto fue recurrido y el Tribunal Constitucional de entonces dijo que eso era correcto. Eso, en mi opinión, y lo he discutido con quien era ministro de Educación por aquel entonces, se debería haber revertido. El 155 debería haber servido para darle la vuelta a eso. Yo creo que se podía hacer. Otros piensan que no. Yo pienso que con el 155, aquello se debería haber enmendado.

Me gustaría preguntarle su opinión acerca de la negativa de los tribunales alemanes, belgas y, quizá, escoceses a extraditar a fugados de la Justicia como Carles Puigdemont, los consejeros de la Generalidad o Valtonyc.

Yo creo que Esteban González Pons, nuestro portavoz en el Parlamento Europeo, lo ha explicado maravillosamente bien: si hemos quitado las fronteras entre los Estados europeos es porque nos fiamos los unos de los otros. Si Bélgica, Alemania y ahora puede que Escocia no se fían de nosotros… ¿para qué sirve la euroorden?

¿Es usted partidaria de una reforma de la Constitución?

No, en absoluto. El problema de España, y lo ha dicho esta semana Pablo Casado, no se soluciona con esta reforma de la Constitución de la que se está hablando. El problema de España es mucho más grave que todo eso. Lo que nos debería preocupar a todos es que los chavistas bolivarianos estén al mando de los presupuestos, lo que me hace pensar que al siguiente Gobierno del PP se lo van a dejar peor de lo que lo dejó Zapatero.

Y también debería preocuparnos lo que está ocurriendo en Cataluña. Y la prueba es la reciente manifestación en defensa del español y a cuyos participantes se les impidió llegar a la plaza Sant Jaume de Barcelona, como estaba previsto y permitido, porque ésta estaba tomada por los CDR con el apoyo de los Mossos d’Esquadra.

Y eso que el ministro del Interior es Grande-Marlaska.

Yo admiraba a Grande-Marlaska antes de que fuera ministro, por su actitud valiente y rigurosa contra los nacionalistas. Pero ahora dice que los que van a defender el Estado de derecho en Cataluña son los Mossos d’Esquadra, cuando esta semana hemos conocido las conversaciones de los Mossos durante el golpe del año pasado.