La operación Chamartín, con sus 6.000 millones de euros de inversión y la generación de 120.000 empleos, está más en el aire que nunca. El Ayuntamiento de Madrid, que dirige Manuela Carmena, se ha sacado de la manga un contraproyecto que, en la práctica, entierra los planes del consorcio Distrito Castellana Norte (BBVA y Constructora San José) para el desarrollo urbanístico de la capital de España.

La alternativa presentada por Ahora Madrid reduce la edificabilidad en 12.000 viviendas, lo que, al rebajar drásticamente los beneficios de los promotores, convierte en prácticamente inviable la operación. Aunque Distrito Castellana Norte no ha querido aún dar por rota su relación con el consistorio, es evidente que la forma en la que el equipo de Ahora Madrid ha decidido "tomar la iniciativa" supone un jarro de agua fría a sus expectativas.

Es verdad que a Carmena le corresponde decidir cómo dirige el desarrollo urbanístico de Madrid, pero poner en la picota el proyecto urbanístico más importante de España, en términos de impacto e inversión, es una irresponsabilidad. Los técnicos de Carmena aseguran que su plan generaría aún más empleos que el original, una estimación un tanto caprichosa si tenemos en cuenta que ha sido presentado sin previsión de financiación y recogido en apenas 16 páginas llenas de inconcreciones.