La investigación judicial por el fraude a Hacienda de Imanol Arias y Ana Duato lleva a pensar que no estamos ante dos incautos sorprendidos en su buena fe por el despacho al que confiaron sus negocios, sino ante una maniobra deliberada para no pagar impuestos. El actor podría haber defraudado hasta 1,6 millones de euros en varios ejercicios y la actriz 800.000 euros.

Hoy desvelamos que el testaferro de los actores, un cartero costarricense que se dedica a ejercer profesionalmente la función de tapadera, es el mismo que utilizaron el exconsejero del Gobierno de Madrid Francisco Granados y el constructor David Marjaliza, imputados en el caso Púnica, para sacar dinero de España a espaldas de la Agencia Tributaria.

Repercusión social

Estamos ante uno de los grandes escándalos, no por la cuantía económica, sino por su repercusión social. Ya es el colmo que la serie que ha hecho de recrear la Transición su gran negocio, acabe envuelta en un caso de fraude fiscal, cuando precisamente en ese periodo actores y artistas se volcaron en campañas para concienciar a los españoles de que había que pagar impuestos. Hemos pasado así del compromiso de nuestros actores por cumplir las obligaciones a la evasión profesionalizada.

El daño que causan a la sociedad episodios como este es tremendo. De la misma forma que se ha explotado el ascendiente que los famosos tienen sobre los ciudadanos para animarles a actuar correctamente, su mal ejemplo crea indignación y descreimiento en relación al pago de impuestos. Digamos que casos así vienen a desmentir aquella máxima de que Hacienda somos todos.

El asunto tiene otra derivada que lo hace más grave si cabe. Entre las más de treinta personas contra las que se dirige la querella de la Fiscalía Anticorrupción figura Miguel Ángel Bernardeau, marido de Ana Duato y dueño de Ganga, la productora de Cuéntame. Dado que hablamos de una serie emitida y costeada por Televisión Española desde hace quince años, el dinero que se ha estado evadiendo era dinero de las arcas públicas.

Penas de cárcel

Este jueves ha trascendido, además, que una auditoría interna de RTVE ha detectado irregularidades en relación con la productora. Si a ello unimos los problemas con la Justicia, podríamos estar asistiendo al final de la relación entre Ganga y Televisión Española.

Hasta ahora Ana Duato se ha limitado a señalar que no ha existido mala fe por su parte, mientras que Imanol Arias ha asegurado ser víctima del despacho de abogados que se encargaba de sus asuntos fiscales desde hace dos décadas, y que estos habrían actuado sin su consentimiento. Pronto tendrán que declarar ambos ante el juez.

Los investigadores consideran que es difícil que los clientes de Nummaria, el despacho de los famosos cuyos responsables han sido detenidos, desconocieran qué se hacía con su patrimonio. Estamos ante un delito grave que contempla incluso penas de cárcel. Lo último para muchos españoles sería tener que ver a Antonio Alcántara y Merche entrar en prisión tras haber echado mano de los mismos testaferros que los políticos y constructores del pelotazo.