Me parece bien que el director general de la Policía haya dicho que Podemos "supone una amenaza para nuestra democracia". Eligió el lugar adecuado: el plató de una televisión. Se rodeó de quien debía: presentadores y contertulios que avivarían la hoguera de sus vanidades para insuflarle el valor para decirlo ante las cámaras. Y ostenta el cargo apropiado para que sepamos quiénes opinan exactamente igual que él aunque no tengan lo que hay que tener para decirlo en público.

Lo ha dicho Ignacio Cosidó pero esas ideas no las tiene uno solo en la intimidad de su casa mirándose al espejo. Ni siquiera sentado en el váter por mucho que comparta idéntica naturaleza y definición del producto resultante. Esa conclusión se alcanza después de muchas comidas, sobremesas y reuniones en despachos.

Rodeadito de los tuyos.

Imagínense que no tuviéramos constancia de que el director general de la Policía señalara con el dedo a un partido político afirmando que "representa el modelo político de ETA" por si alguno ha olvidado lo que significaba vivir con el caño de la recortada en la nuca. Tranquilo jefe, ya se ha disuelto el Parlamento.

Es buenísimo que sepamos qué tipo de democracia defiende el que elige con nombres y apellidos a los responsables de la Policía Judicial, Seguridad Ciudadana, Extranjería y Fronteras y a la Policía Científica. Quiénes investigarán los crímenes de violencia machista, los ataques homófobos al grito de "maricones", los asesinatos y crímenes organizados. Hasta elegirá a los que irán detrás de los que venden droga en cualquier barrio, incluyendo el mío.

Ese señor tiene que tener clarísimo quiénes son los malos. Los tenemos rodeados. Salgan con los brazos en alto.

Aprovechemos que tenemos recién disuelto el Parlamento y desinfectemos con Zotal si hace falta. Freguemos bien esos 69 escaños en defensa de la democracia que propugna un tipo nombrado por el mismo que condecora Vírgenes "por su relevante colaboración con la Guardia Civil" y "sus valores como la dedicación, el desvelo, la solidaridad y el sacrificio", firmándolo con su puño y letra.

Nada tan relevante sobre la calidad de nuestra Policía y por tanto de todos y cada uno de los que están en su organigrama como que una barrendera resuelva un crimen siguiendo las directrices de una serie de televisión a la que se confiesa "enganchada".

Puede que la Policía desprecie pruebas, pero al menos ve a la Virgen.

Me quedo mucho más tranquila.