Estupefacta me he quedado viendo a Rodrigo Rato en las páginas de Interviú en un monasterio budista situado en la provincia de Alicante. Imagino que al habérsele retirado el pasaporte no habrá podido hacerlo en Rishikesh, el sitio más estiloso del planeta para encontrarse a uno mismo desde que los Beatles lo ubicaran en el mapa. También habría podido elegir Suiza donde no necesita pasaporte para campar a sus anchas; demos por tanto gracias. Seis días y seis noches meditando con un antiguo colaborador del Dalái Lama sin probar nada de carne, pescado, huevo o leche. Rato aprovechó los días de asueto que nos corresponden por la tortura, muerte y resurrección de Jesucristo con idéntica intención de obtener la redención que cualquiera de sus excompañeros de partido, esas que lucieron mantilla y aquellos que salieron de cofrades.

Y no sé por qué de repente me ha acordado de Leonard Cohen. También él tiró al monte escapando de una ristra de excesos habidos y por haber. Purgó como asistente personal de un monje en un templo budista de Los Ángeles, cambió su nombre por el de Jikan (Silencio) y viajó por India a los pies (literal) de otro santón ahondando en la filosofía zen y horadando en sí mismo.

En vez de seis días como Rato, Cohen se tiró seis años.

Quizás el hombre al que Aznar puso más veces de ejemplo sea infinitamente más prosaico: Apenas tres semanas después de haberse confiado a un gurú californiano de los de tarjeta de visita con cargo escrito en Helvética, a Rato le han encontrado dos empresitas offshore en Panamá de esas que apestan y él acaba de remitir al juez que investiga su fortuna un informe pericial firmado por un inspector de hacienda en excedencia con el que pretende demostrar cuánto están pisoteando sus derechos con tanta investigación de todas sus cuentas. El retiro espiritual le ha insuflado fuerzas aunque no tantas como para poder justificar lo injustificable, solo para marear las fuerzas energéticas.

Cohen también tuvo que tirar de chakras. Después de su periplo autoenergético perdió su patrimonio por obra y gracia de una mujer poseedora de todas las categorías posibles de ex: examante, exasesora, exmanager. Ganó todos los juicios contra ella, orden de alejamiento incluida y cumplidos los 73 se embarcó en una nueva gira mundial después de quince años sin pisar un escenario. Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2011, miembro de la Orden de Canadá y de la Orden Nacional de Quebec, su último disco apenas tiene dos años. Leonard Cohen acaba de cumplir 80 años y sí, él los ha cumplido con el sombrero perfectamente encajado.

Eso es encontrar el karma y no lo tuyo, Rodrigo.