Qué bueno haberme convertido en mi propia jefa, cuota de autónomos mediante, con coste similar a la de otros países por haber sido hasta ahora una vulgar trabajadora por cuenta ajena. Medio año sin pagar más de lo que ingreso, no me puedo quejar. A ningún autónomo de largo recorrido se le ha rebajado la cuota de rigor para que fuera proporcional a lo que ingresara por mucho que sus ingresos se hayan reducido a mera anécdota con la que no puede ni mantenerse a sí mismo, no ya una familia.

La cosa está muy mal. Hay que arrimar el hombro.

Qué gran idea la del Gobierno de Mariano Rajoy de rebajar al 7% el IRPF de los recién llegados durante un par de años; menos devoluciones habrá pero oye, qué lujazo trabajar en tu propia casa, en el huequito ese en el que no quedó otra que cupieran una mesa y un ordenador; sí, justo donde nunca pusiste nada para que no pareciera que habías decorado amontonando muebles con un embudo.

Esto también forma parte de lo que denominan trabajo generado.

Lo pienso sobre todo ahora que es invierno. Para qué quiero yo salir todas las mañanas con el frío que hace. Trabajando en casa, puedo desgravarme la luz que es lo que necesito: con ella funciona el ordenador y hasta el flexo que me alumbra. Si tengo suerte y mi calefacción es también eléctrica, todo perfecto; no moriré aterida los días y las noches en las que trabajo hasta la madrugada. No tengo horarios; no finiquito cuando oscurece. Si me calentara con gas no tendría tanta suerte. Desgravarse el gas de la calefacción no entra en el lote.

No me hagan pensar por qué ocurre esto; siempre que hay una eléctrica de por medio se me ponen los pelos de punta.

Lo importante ahora es cerrar cuentas con Hacienda y tenerlo todo al tanto. Liquidación del último trimestre y anual, modelo 390. Pagar el IVA de todas mis facturas aun cuando me queden algunas por cobrar. Podría montar un poco de lío y obligar a un pronto-pago, pero lo mismo los que me llamaron no vuelven a hacerlo y a ver quién es la valiente que pierde hoy en día un cliente. Si antes del 30 de enero Montoro me devuelve lo que me debe del año pasado, pago lo que me corresponde sin necesidad de tener que aplazarlo una vez más.

Hacienda somos todos recuérdenlo; más ahora que hay que sacar del banquillo a toda una Infanta.