Mariano Rajoy ha aludido a la responsabilidad histórica de PSOE y C's para instarles a respaldar su investidura porque "con más de 200 diputados se pueden hacer reformas importantes para muchos años". La pregunta es obligada: ¿qué tipo de modificaciones legislativas llevaría a cabo Rajoy con esos 200 escaños que no haya podido impulsar antes, cuando su grupo lo formaban 186? El mismo presidente que cuando contaba con una mayoría arrolladora en el Congreso y en el Senado no hizo nada por impulsar la agenda de reformas que necesita España no puede presentarse ahora como adalid de la regeneración. Además, Rajoy pretende que PSOE y C's le apoyen sin asumir ningún sacrificio que sirva de garantía a su compromiso reformista. El presidente se enroca en su pírrica victoria electoral para legitimar sus demandas, pero no admite siquiera la posibilidad de dar un paso atrás en favor de un candidato de consenso y se resiste inútilmente a perder el control de la Mesa del Congreso. Su cerrazón es ahora mismo la principal traba a una gran coalición.

Si sumamos la reducción del desempleo lograda en el mes de diciembre, 2015 ha sido el año más exitoso en la lucha contra el paro desde que hay estadísticas. Hay 354.000 desempleados menos, pero el análisis sosegado de las cifras a la luz de algunos parámetros cruciales para comprender la salud del empleo obliga a ser prudentes. La ministra Fátima Báñez se equivocará si se deja llevar por el entusiasmo. La temporalidad de las contrataciones es excesiva y el ritmo en la reducción del paro y en la creación de puestos de trabajos es sensiblemente inferior al registrado en los meses de diciembre de otros años. Apenas el 8% de los contratos firmados en 2015 fueron idenfinidos y las buenas cifras se sostienen gracias a sectores en los que priman la temporalidad y los bajos salarios, como son el sector servicios, la agricultura o la pesca. La tasa de paro sigue siendo muy alta (21,8%, según la última EPA) y aunque el mercado laboral ha mejorado respecto de 2011 sigue teniendo los pies de barro.

La nueva Asamblea Nacional venezolana ha sido constituida este martes en medio de un ambiente de gran tensión debido al último zarpazo del chavismo a la legalidad nacida de las urnas. La comisión encargada de revisar las credenciales de los nuevos 167 parlamentarios ha impedido coger el acta a tres diputados de la oposición cuya elección fue impugnada por el régimen. Lilian Tintori, mujer del dirigente encarcelado Leopoldo López, ha protagonizado la sesión desde la tribuna de invitados al reclamar la amnistía de los presos políticos con una pancarta. El boicot de los parlamentarios chavistas, que abandonaron la Asamblea, no ha impedido la constitución del legislativo venezolano, pero es una clara muestra de que los partidarios de Nicolás Maduro no están dispuestos a aceptar la mayoría lograda por la oposición. Si existía una remota posibilidad de que el traspaso de poderes en Venezuela se produjera de un modo pacífico, el chavismo se ha encargado de romper la baraja.