La imagen de Juan Miguel Villar Mir es la primera de las 15 fotografías de políticos, economistas y empresarios que aparecen en la portada del diario Expansión de este miércoles para pedir al PSOE que ceda y apoye un Gobierno del PP.

Villar Mir tiene 84 años, fue alto cargo del franquismo y está imputado en la trama de financiación ilegal del PP y en el caso por el amaño en la adjudicación del gran hospital público de Baleares.

La edad más repetida de los demás está en la década de los 70. En la lista se encuentran algunos de los símbolos de lo peor de la democracia española: la corrupción, la patada en la puerta, el pelotazo o la explotación de la cosa pública para fines personales. Entre los expertos elegidos están Carlos Solchaga, que decía que España era el país donde es más fácil "hacerse rico rápido", José Luis Corcuera, autor de la ley que permitía a la policía registros sin autorización judicial, o Rafael Arias-Salgado, que indultó a su hermano y es presidente de una compañía que su Gobierno privatizó.

Son todos hombres, son todos mayores. Es difícil encontrar una imagen más perfecta de lo que España ya no quiere ser. 

Las combinaciones para conseguir la investidura de un presidente y para aprobar leyes son muy difíciles tal y como ha quedado el Parlamento. Pero España no es ingobernable, simplemente se parece más al resto de Europa Occidental. A Holanda, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Austria, Finlandia, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Noruega o Eslovenia. 

La poca profesionalidad de Ciudadanos, las ideas peregrinas de Podemos y los chanchullos en las primarias de ambos partidos ya han dejado claro que no son la panacea. Que sean lo que prometen dependerá del control que la sociedad civil, en particular la prensa, ejerza sobre ellos.

Pero un pacto bipartidista avalado por señores mayores sería un gran fracaso para un país harto de las viejas maneras, harto de las alfombras y el dorado doradísimo que el rey quería que viéramos en Nochebuena.

Lo mejor de España no se parece a esa portada ni a la imposición de un Gobierno que no quieren millones de votantes. La mayoría.