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El embarazo es una de las hazañas más complejas que puede generar el cuerpo humano. La medicina aún no ha conseguido recrear las condiciones y cuidados que el útero materno puede ofrecer al bebé para su desarrollo, pero este hito está cada vez más cerca de lograrse y con ello salvar la vida de muchos bebés prematuros.

Cuantas más semanas permanezca el bebé en el útero mayor y mejor será su desarrollo, pero cuando esto no es posible de forma natural, la ciencia y la tecnología se aproximan a recrear las condiciones que ofrece el cuerpo de la madre, aumentando de un 60 a un 90% las probabilidades de supervivencia.

La startup AquaWomb está desarrollando un útero artificial para salvar a los neonatos más vulnerables. Para ello ha creado no solo un nuevo tipo de incubadora parecida al cuerpo de la madre, sino también bebés robóticos hiperrealistas con los que probar su invento.

Extremadamente prematuros

Se considera bebé prematuro al niño que nace en la semana 37, cuando un embarazo suele durar 40 semanas. Sin embargo, hay bebés que nacen incluso antes, en la semana 24, cuando apenas han cumplido la mitad de su gestación.

Estos neonatos tienen una gran probabilidad de no sobrevivir, un 40% fallece, según explica Myrthe van der Ven, médica especialista y cofundadora y directora ejecutiva de AquaWomb. Si lo consiguen, dos tercios de los bebés supervivientes desarrollan discapacidades en adelante, como la sordera, la ceguera o fallos motores.

Maniquí dentro del útero artificial TU/e Universidad Tecnológica de Eidhoven Omicrono

El problema está en que su cuerpo aún no se ha desarrollado lo suficiente para hacer frente a las condiciones que ofrece el mundo fuera del útero. Su piel, intestinos y pulmones no están preparados. Aun así, al nacer se ven obligados a respirar para sobrevivir.

La medicina utiliza las incubadoras para proteger lo máximo posible a estos bebés del nuevo mundo en el que luchan para sobrevivir. Incluso se les aplican respiradores para ayudarles, pero estos funcionan por presión y es posible dañar los pulmones. Sin olvidar las posibles infecciones que se pueden desarrollar por el uso de sondas, tubos y catéteres que se les colocan para mantener sus funciones vitales.

De la madre al útero artificial

Si se consigue atrasar el nacimiento de estos bebés solo cuatro semanas más, hasta la semana 28, el porcentaje de supervivencia puede aumentar de un 60% a un 90%, indica Myrthe van der Ven.

Para eso han creado este útero artificial en el que el bebé permanece sumergido en agua, o más bien en un líquido amniótico artificial, de forma que sus pulmones no necesitan trabajar y el oxígeno se me sigue suministrando a través del cordón umbilical.

Este acuario se llena de líquido amniótico artificial que se va renovando para mantener el espacio limpio de la orina que el bebé va liberando. Su función, además, es mantenerle caliente y protegido de impactos.

El bebé se guarda en una bolsa de silicona dentro del acuario que contiene otras bolsas más pequeñas dentro y donde reposa el pequeño. El equipo ha llegado a desarrollar una placenta artificial, la cual se encarga de proporcionar los nutrientes y oxígeno al bebé.

"En AquaWomb, queremos ser lo más naturales posible y trasladamos al bebé desde la cesárea a la incubadora mediante una bolsa especial de transferencia llena de líquido amniótico artificial".

primer prototipo de útero artificial TU/e Universidad Tecnológica de Eidhoven Omicrono

En este primer prototipo funcional se están llevando a cabo las pruebas para mejorar las condiciones del bebé, que sea lo más parecido al útero materno. Esto les ha llevado a utilizar incluso un robot para practicar lo que pueda salir mal en el traslado del útero materno al artificial, o lo que es lo mismo, el parto prematuro después de la semana 24.

A través de una bolsa con líquido ambiótico el bebé se extrae del útero y se deposita en la nueva incubadora. En adelante trabajan para convertir este prototipo en diseños que permitan al bebé estar cerca de sus padres, como una cuna que colocar cerca de la cama en el hospital.

Maniquí artificial

La recreación es completa, incluso la del paciente. En vez de hacer pruebas con seres vivos, están diseñando un bebé hiperrealista para que los médicos e investigadores del proyecto sientan que realmente están tocando y tratando a un neonato.

Con solo 600 gramos y 30 centímetros de largo, estos muñecos tienen la misma textura y flexibilidad que un bebé prematuro de solo 24 semanas. Así los especialistas aprenden a manipular sus pequeñas extremidades con la delicadeza necesaria.

Maniquí robótico de un bebe extremadamente prematuro TU/e Universidad Tecnológica de Eidhoven Omicrono

Por dentro, bajo esa piel de silicona, hay un robot que actúa como un bebé. Un esqueleto cubierto de sensores permite al robot moverse y respirar como lo haría uno real. "Así podemos imitar qué sucede cuando algo no sale bien", explican.

Por ejemplo, la boca cuenta con un sensor que detecta si el oxígeno está entrando por ahí, en vez de por el cordón umbilical. Incluso recrean la coloración azul de la piel cuando el bebé tiene oxígeno en la sangre.

De esta forma, pueden recrear la respuesta de un bebé durante un parto con bloqueo, durante la punción del cordón umbilical y durante su estancia en el útero artificial.

Esqueleto interno del maniquí robótico TU/e Universidad Tecnológica de Eidhoven Omicrono

Gracias a los modelos matemáticos y las mediciones de prueba con el maniquí, el Aquawomb requiere menos experimentación animal. Esto permite predecir con gran precisión la seguridad del bebé en la incubadora llena de líquido y la transferencia del bebé de la madre al dispositivo.

“Solo necesitamos la experimentación con animales en la etapa final como validación obligatoria para el mundo médico. Y entonces esperamos que nuestras ambiciones se hagan realidad: ofrecer un mejor comienzo a los niños muy prematuros,” explica Van der Ven.