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Más de 2.000 millones de personas en España y todo el mundo carecen de acceso al agua potable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ante esta crisis global, han surgido innovaciones que buscan ofrecer soluciones sostenibles, como dispositivos capaces de extraer hasta 6 litros diarios de agua del aire o sistemas más avanzados que pueden producir hasta 5.000 litros al día.

A ellos se les suma un invento ideado por Tanguy Delaunay-Belleville, un estudiante francés de la Escuela Superior de Artes Aplicadas de Borgoña (Francia) que ha ideado un dispositivo que convierte el agua de mar en potable sin usar electricidad.

Se trata de World Wide Water, una solución de baja tecnología construida en terracota que permite hacer más accesible la desalinización del agua del mar que ha sido seleccionado para el prestigioso concurso James Dyson Award 2025.

Un invento cuya idea nació en Martinica, la isla natal de Tanguy Delaunay-Belleville que sufre escasez de agua a pesar de estar rodeado por el mar, con el objetivo de romper con los modelos de ayuda dependientes y centralizados.

"Sensible a los problemas ambientales, agravados por el cambio climático y la mala gestión de los recursos, propuse una solución sencilla, local y sostenible. Imaginé una desalinizadora, accesible para todos, que promueve el saber hacer artesanal y la autonomía de las poblaciones", describe el estudiante en la web de los premios Dyson.

Un utensilio de terracota

World Wide Water es un innovador desalinizador de terracota de baja tecnología que sirve para convertir el agua del mar en potable. Un invento que se ha diseñado para la autosuficiencia local, que fomenta la artesanía y el empleo, según indica su creador.

Tanguy Delaunay-Belleville explica que, tras varias fases y prototipos, entre los que se incluyen bocetos, modelados en 3D y hasta maquetas de cartón, logró dar con un utensilio de terracota totalmente funcional de 1 litro de capacidad.

El dispositivo World Wide Water. James Dyson Award Omicrono

Para ello, usó una técnica de moldeado semiindustrial, lo que permite su reproducción a gran escala al mismo tiempo que apoya la economía local. En cuanto a su funcionamiento, el dispositivo se compone de dos recipientes de cerámica refractaria y una tapa cónica.

"El desalinizador funciona por destilación, que separa los líquidos calentándolos y enfriando el vapor. Se vierte agua de mar en un recipiente central. Calentada por una fuente local (fuego, gas, placa eléctrica, etc.), el agua se evapora, como en una cacerola, dejando residuos de sal, impurezas y microorganismos", explica el estudiante.

"Su forma particular permite que el agua destilada fluya a un segundo recipiente separado del primero. El dispositivo está hecho de cerámica refractaria, que es económica y resistente al calor", destaca Tanguy Delaunay-Belleville.

Una de las claves de este sistema es que no requiere electricidad ni tecnología compleja, lo que lo convierte en una solución ideal para regiones aisladas que sufren un fuerte estrés hídrico, que es cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible.

Esquema del funcionamiento de World Wide Water. James Dyson Award Omicrono

A diferencia de los sistemas de desalinización modernos, que suelen ser costosos y complejos, World Wide Water se diferencia en varios aspectos. El primero de ellos es que es un invento que apuesta por un diseño sencillo que implica el uso de materiales baratos y fácilmente disponibles.

Asimismo, es un utensilio que "se puede producir localmente, de forma artesanal y sin necesidad de electricidad ni grandes infraestructuras. Más que un simple utensilio para purificar agua, constituye un motor de desarrollo territorial".

Esto se debe a que "apoya la artesanía alfarera, crea empleo y promueve cadenas de suministro cortas". El estudiante también destaca que su invento sirve para "producir agua potable a pequeña escala, directamente en los hogares, con recursos al alcance de todos".

Acelerar su desarrollo

World Wide Water es un dispositivo que ha captado la atención en el país vecino y hasta ha ganado el concurso francés de startups French Tech Tremplin Martinique. Además, cuenta con una subvención destinada a la innovación sostenible.

Prototipos de World Wide Water. James Dyson Award Omicrono

Hasta la fecha, Tanguy Delaunay-Belleville ha conseguido recaudar más de 100.000 euros para el proyecto, lo que demuestra su potencial y su relevancia ante los desafíos climáticos y sociales actuales. El estudiante también tiene claro cuáles son sus próximos pasos.

Delaunay-Belleville explica que ahora está explorando estructurar y acelerar el desarrollo del proyecto. "Busco un socio que me apoye en los aspectos técnicos, estratégicos y comerciales. Simultáneamente, continúo con la I+D para optimizar el prototipo", indica.

El estudiante francés destaca igualmente que ya tiene "una promesa de desarrollo comercial en el mercado indio, que tiene graves problemas de agua, sujeto a una prueba de concepto en un mercado experimental".

Mientras que asegura que su "ambición a largo plazo" es convertirse en "un actor reconocido en el acceso al agua potable y colaborar con ONG internacionales, instituciones y programas humanitarios de todo el mundo".